En México, las mujeres aún enfrentan retos importantes en cuanto al respeto de sus derechos humanos y en la reivindicación de su papel dentro de la sociedad. En materia de brecha salarial, por ejemplo, todavía es persistente la diferencia de ingresos entre mujeres y hombres que cumplen las mismas funciones.
De acuerdo con el Conapred, las mujeres mexicanas ganan en promedio 35 por ciento menos que los hombres. Este indicador cobra especial relevancia, si se considera que muchas de éstas son jefas de familia.
Si se habla de violencia, por otro lado, el patrón de agresiones sistemáticas en contra de mujeres es muy claro. En sus diferentes manifestaciones, las mujeres todavía enfrentan episodios de violencia a pesar de los esfuerzos institucionales.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) revelaron que en mayo de 2024, considerado uno de los meses más violentos en el país, se registraron 27 mil denuncias por violencia familiar. Esto como reflejo, por cierto, de una cultura de machismo que prevalece en nuestra sociedad.
También es un hecho, lamentablemente, que en México y en todo el mundo se siguen asesinando mujeres por su condición de género.
En el marco de este día, el Día Internacional de las Mujeres, el movimiento #8M se ha planteado reinvindicar la figura de la mujer en la sociedad y hace valer, con total garantía, sus derechos. En México, el escenario para las mujeres no es todo pesimismo. En un hecho histórico e inédito, hoy hay la primera presidenta.
Hoy en México, por ejemplo, se ha llegado prácticamente a la paridad de género en el acceso a la educación (con mayor presencia en áreas relacionadas con las Ciencias Sociales) y en los puestos de representación popular como el Poder Legislativo. También hay más mexicanas sumadas al mercado laboral. Hasta 2024, el Inegi reportó más o menos 24.7 millones.
A pesar de ello, las diferencias estructurales, regionales y culturales, todavía influyen en la vida y bienestar de las mujeres y sus familias. Si se habla de mujeres indígenas, los niveles de violencia, discriminación y vulnerabilidad aumentan notablemente. La educación juega un papel muy importante en este sentido y por ello hay una puesta gubernamental en la materia.
Las mujeres mexicanas salen a marchar el #8M por muchas razones, pero una de las más importantes es porque es un derecho ganado, precisamente, a raíz de las luchas sociales. Pero, además, cada una trabaja desde su espacio de influencia y acción (profesional, familiar, social y cultural), para mejorar las condiciones de todas.
El #8M vale la pena reflexionar profundamente en la situación de quienes menos tienen, más violentadas son y quienes siguen gritando por el respeto de sus derechos; pero también, para defender los avances, el trabajo y la solidaridad que les ha permitido dar pasos trascendentales como miembros de esta sociedad.