Las preferencias empresariales más destacadas de Estados Unidos actúan como una radiografía de la situación actual del país, donde las prioridades y visiones del futuro varían significativamente entre diferentes sectores. Mientras unos buscan estabilidad y beneficios económicos inmediatos, otros abogan por cambios estructurales profundos que aseguren un futuro más equitativo y sostenible. Esta dicotomía refleja las tensiones y desafíos que enfrenta la nación en su camino hacia las elecciones del 5 de noviembre.
Estas personalidades que representan los liderazgos empresariales más prominentes de EU también se posicionan claramente, al reflejar las divisiones profundas en la política y la economía estadounidense. Tanto el republicano Donald Trump como los empresarios heredados por el mandatario demócrata Joe Biden a Kamala Harris cuentan con el respaldo de diversas industrias y comercios, cuyas declaraciones públicas ofrecen una ventana a sus motivos y preocupaciones.
Los donantes de cada candidato toman una figura de respaldo económico; Harris se ha convertido en un fenómeno al tener un impresionante récord de recaudación. En menos de dos días, tras el anuncio del retiro de Biden, reunió más de 100 millones de dólares, que duplicó en su primera semana de campaña; si a esos 200 millones se le suma lo recaudado por Biden, puede decirse que inició su campaña con más de 300 millones de dólares.
Por otro lado, Trump sigue siendo una figura que despierta fuertes pasiones. Después de sobrevivir a un atentado, su capacidad para atraer apoyo financiero no ha disminuido. El mejor ejemplo es el apoyo de Elon Musk, a pesar de los ataques de Trump contra los vehículos eléctricos, al afirmar que Tesla no depende de subsidios para prosperar. La visión de Musk es que la posible eliminación de ayudas públicas se transformaría en una oportunidad para fortalecer a Tesla frente a la competencia. Pero el anuncio de Trump contra los vehículos que quieran ser importados desde el extranjero ya provocó que Musk suspenda la construcción de una planta en Nuevo León, México, hasta después de las elecciones presidenciales.
Harris cuenta con el apoyo del renombrado inversionista George Soros y su hijo Alexander. Soros fue uno de los primeros en respaldar a Harris como sucesora de Biden. Alexander Soros, quien hoy tiene el control del imperio financiero familiar, ha confirmado el apoyo a Harris.
Bill Gates, cofundador de Microsoft, ha respaldado a Biden y ahora a Harris, gracias a su enfoque en la ciencia y la salud pública. Gates ha mencionado que “el compromiso de esta administración con la ciencia y la salud pública es exactamente lo que necesitamos para enfrentar los desafíos actuales y futuros”.
Además, el Black Economic Alliance, un grupo de líderes empresariales negros, ha respaldado a Biden y Harris, enfatizando la necesidad de un liderazgo que aborde las desigualdades económicas y sociales. Han afirmado que “Joe Biden y Kamala Harris entienden la necesidad de cambiar las políticas que han permitido que persistan las inequidades estructurales debido al racismo”.
Otro grande es Reed Hastings, cofundador y CEO de Netflix, quien ha donado significativamente a la campaña de Biden, hoy de Harris y ha elogiado sus políticas educativas y de salud pública. Hastings ha declarado que “la administración Biden-Harris está comprometida con mejorar la educación y la salud pública, áreas cruciales para el bienestar de nuestro país”.