Agua, el líquido vital

Uno de los principales problemas económicos y ambientales no sólo de México, sino del mundo entero, es la gestión y tratamiento del agua. En no pocos foros se viene diciendo hace años que las próximas guerras serán provocadas por la escasez del vital líquido.

El cambio climático está jugando un papel determinante en la oferta sustentable de este recurso, pues los diversos climas se están alterando y los fenómenos meteorológicos están siendo cada vez más extremos, provocando que donde abundaba este recurso ahora haya sequías prolongadas.

Por lo anterior es que es crucial llevar a la arena política, económica y de salud pública el tema del agua. Su adecuada gestión puede dar viabilidad a sociedades enteras o, en caso opuesto, puede ser el factor que provoque su colapso.

Apenas el año pasado la ciudad de Monterrey, Nuevo León, sufrió un episodio de falta de recursos hídricos como consecuencia de una inadecuada gestión del agua y de una sequía sin precedentes. En este estado tuvo lugar el foro “El agua como derecho fundamental y derecho la protección de la salud de la población”.

El tema por supuesto tiene muchas aristas, desde la sustentabilidad, la comercialización, los derechos humanos, la gobernanza, el mercado hídrico, etc. Por ello, es que es importante que sea abordado desde diversas disciplinas y llevado a la discusión pública que permita tener una mejor gestión del vital líquido.

Sigue siendo cierto que el gran consumidor de agua en nuestro país es el sector agrícola: —por lo menos— el 75 % de los recursos hídricos son consumidos por este sector. La solución a los diversos problemas asociados a la escasez de agua necesariamente debe incorporar al campo.

Nadie pone a discusión que el agua es necesaria para el sector primario, pues ni la agricultura, ganadería, pesca y sector forestal son viables sin el uso del agua. De hecho, son sectores intensivos en el uso del líquido.

Sin embargo, la tecnificación del campo, el riego por goteo, regar durante las noches, entre otras medidas que los ingenieros agrónomos proponen, ayudarían a reducir en cierto porcentaje el excesivo consumo de este sector.

La industria también juega un papel importante, en algunos casos crucial, pues la contaminación de cuerpos de agua por desechos industriales, como puede ser pintura o aceites, contamina no sólo las fuentes superficiales, sino también las subterráneas.

La contaminación del agua implica problemas de salud pública que pueden evitarse tan sólo con el cumplimiento de la normatividad, pero asegurarse de que esto ocurra implica fortalecer a Conagua y a los Organismos Operadores de Agua locales, que en algunos casos a penas y pueden gestionarse. La labor no es simple, pues implica destinarles mayores recursos materiales y humanos.

El sector residencial también juega un papel importante. La adecuada administración del agua, así como pagarla oportunamente, ayuda a la reparación de fugas y al adecuado tratamiento del vital líquido, de modo tal que al llegar a los hogares sea potable. Sin embargo, cobrar por el servicio no es algo políticamente atractivo, ya que tampoco a la población le gusta tomar la responsabilidad social de pagar.

Definitivamente se requieren análisis más profundos, donde consultores, académicos, funcionarios públicos y población en general puede y debe participar para que el acceso al vital líquido sea una realidad para la totalidad, o al menos gran mayoría, de la población, de modo sustentable. No considerar este último factor, la sustentabilidad, puede echar por la borda cualquier tipo de normatividad o política en la materia.