¿AMLO duerme tranquilo?

“Tenemos nuestra consciencia tranquila, yo tengo un tribunal, que es el que me juzga, y ese tribunal es mi conciencia. Si no tuviese mi conciencia tranquila, pues no podría yo gobernar el país, no podría yo, bueno, ni siquiera descansar. No podría yo dormir, pero tengo mi conciencia tranquila”, dijo el pasado martes el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Échese ese trompo a la uña. Sin duda el de la autollamada Cuarta Transformación es un gobierno de avanzada, pues mientras que para juzgar a los expresidentes de México se requiere de consultas populares que costarán algunos cientos de millones de pesos, por su parte, en la intervención de la Suprema Corte y del Poder Legislativo, el actual Presidente ya tiene integrado su propio tribunal. Eso es modernidad y no payasadas.

Ahora que estamos a punto de llegar a los 100 mil muertos por la pandemia, usted ya se puede explicar cómo es que el Presidente puede dormir tranquilamente y sin zozobra. Su tribunal lo ha declarado inocente. Así, mientras los pasquines inmundos, los intelectuales orgánicos, los científicos neoliberales y muchos de sus adversarios opinan que la estrategia para contener la epidemia ha sido equivocada, su imparcial tribunal ha dado su veredicto y puesto fin a toda discusión.

No hay duda que se tomó la decisión correcta, por lo que el Presidente tiene la conciencia tranquila y puede dormir a pierna suelta. ¿Cuántos mandatarios en el mundo pueden presumir de haber domado la pandemia en una cuantas semanas?, sinceramente pocos, muy pocos, quizá es por eso tienen insomnio y grandes ojeras.

Y si usted es de los que creía que el mandatario no puede dormir bien sabiendo que los índices de homicidios dolosos se mantienen en los mismos niveles que los del neoliberal, corrupto e ineficiente gobierno del expresidente -y presunto traidor a la patria- Enrique Peña Nieto, pues ahora ya sabe que sí, que sí pude dormir pues el tribunal, su tribunal, lo ha declarado inocente. Su conciencia está tranquila y puede dormir.

En todo caso, el problema que cargaría el Presidente es de Alfonso Durazo, quien era el encargado de bajar los índices de violencia y en dos años no tuvo mayores éxitos. Así que para seguir con la conciencia tranquila, y poder seguir durmiendo bien, el Presidente dejó ir a Durazo a buscar la gubernatura de Sonora, -por lo menos el fracaso será estatal y no nacional- y, ahora sí, dejó la seguridad en manos de alguien de confianza, quien ahora estará encargada de hacer lo que Durazo no pudo, al tiempo que parte de su responsabilidad será dar resultados para que el Presidente pueda descansar y tener sus merecidas horas de sueño.