Árboles de Navidad, opción sustentable
Un pino de calidad debe tener una densidad del follaje de entre 90 y 100 por ciento. Agencias

Las plantaciones forestales comerciales de árboles de Navidad son una alternativa para producir lo que demanda el mercado nacional sin afectar los bosques naturales, contribuyen a mejorar el aprovechamiento sustentable de los recursos, además de que generan empleos e ingresos para el campo.

Los poseedores de esas parcelas llevan a cabo un uso continuo del recurso forestal, pues al momento en que se utiliza un árbol, en la siguiente temporada de lluvia se planta otro o se utilizan los rebrotes para formar uno nuevo.

Las siembras comerciales de pinos de Navidad son agronegocios que requieren una inversión financiera de largo plazo, debido a las características de crecimiento de las especies que se utilizan y las prácticas de manejo necesarias para producirlos.

Así, generan utilidades a partir del sexto u octavo año después de su establecimiento; después de los primeros ingresos se vuelven rentables y autosostenibles para continuar con los siguientes ciclos de producción.

El manejo de una plantación forestal comercial de árboles de Navidad implica diversas prácticas agronómicas, silvícolas y fitosanitarias que requieren de un conocimiento interdisciplinario de ramas como la biología, edafología, climatología, entomología, economía y mercadotecnia.

Cada año, en México se compran entre 1.6 y 2.0 millones de árboles de Navidad, de los cuales, 40 por ciento son producidos en el país y el resto se importa de Estados Unidos y Canadá; la demanda es en noviembre y diciembre, y del consumo total, 60 por ciento corresponde a la Ciudad de México y su área metropolitana.

En 2015, la producción fue de un millón de pinos y el pronóstico de ventas en territorio nacional fue de 800 mil a un millón de estos árboles.

De acuerdo con el Manual para la Producción de Árboles de Navidad de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), se puede adquirir conocimiento mediante capacitación y asesoría técnica especializada que garantice que la inversión inicial tenga buenos resultados, tanto en la producción de pinos de calidad, como en la estabilidad del ecosistema, así como en la generación de recursos económicos que permiten mejorar el nivel de vida de las regiones rurales.

La Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable define como “plantación forestal comercial”, al establecimiento, cultivo y manejo de vegetación forestal en terrenos temporalmente forestales o preferentemente forestales, cuyo objetivo es la producción de materias primas forestales destinadas a la industrialización y/o comercialización, y es la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) la encargada de la regulación y normatividad.

El árbol de Navidad debe reunir ciertas características que lo hagan atractivo y durable, como un follaje denso y de color verde, porte recto, cónico y simétrico. En el mercado hay imitaciones artificiales que tratan de cumplir con esas características y ejemplares naturales producidos en plantaciones forestales comerciales especializadas.

Para tener más éxito desde el punto de vista comercial, las plantaciones de este tipo de árboles deben establecerse en terrenos bien ubicados en cuanto a facilidad de acceso y vías de comunicación, para poder ofrecer el producto deseado durante la vigencia de la temporada.

Un pino de calidad debe tener una densidad del follaje de entre 90 y 100 por ciento, es decir, no debe haber huecos en ninguna cara del árbol, mientras que el olor, que es una característica relevante para las personas que los adquieren, depende mucho de la especie.