En México, el número de armas aseguradas por instituciones federales y estatales registró un aumento de 145.9 %, pues en 2021 se incautaron en el país 21 mil 751 armas de fuego contra 8 mil 845 en 2020. Mientras que en 2019 fueron 7 mil 560.
De acuerdo con el Censo Nacional de Procuración de Justicia Estatal y Federal 2022, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), las armas cortas son las que más proliferan.
En 2021 se decomisaron 12 mil 507 armas cortas contra 7 mil 490 largas, mil 664 artesanales, 90 no especificadas y 728 mil 329 municiones denominadas como cartuchos de uso común.
En 2020, el censo solamente informó sobre el total de armamento sin especificar, así como el número de armas largas y cortas incautadas.
En 2019 se detalla que de las 7 mil 560 confiscadas, 3 mil 594 fueron cortas, 3 mil 966 largas y 923 mil 483 municiones.
De las entidades donde hubo mayores aseguramientos en 2021, destacan en armas largas Tamaulipas en primer lugar con mil 316, seguida por Sonora con 806, Guanajuato con 652, Zacatecas con 578 y Baja California con 500, entre otras.
En cuanto a armas cortas, Guanajuato se posiciona en el primer lugar con mil 351, le sigue Baja California con mil 295, Ciudad de México con mil 227, Jalisco con 804 y Estado de México con 760.
David Saucedo, especialista en seguridad pública, destaca que el número asegurado en 2021 es mínimo, puesto que en promedio cada día, en las 32 entidades del país, son decomisadas dos pistolas.
El también consultor en programas de gobierno dice que es una métrica con el objeto de aparentar resultados de una estrategia exitosa al combate a la inseguridad.
Abunda que se requiere decomisar droga, “por ejemplo, si pasan 100 toneladas anuales de cocaína y aseguran 50 toneladas, vamos a tener captura de personas, armas incautadas, cuentas bancarias congeladas y casas incautadas”.
José Luis Copil Meneses, especialista en programas policiales de asuntos internacionales y aplicación de la ley, detalla que las armas cortas son las más fáciles de transportar y comercializar.
“Generalmente son manipuladas por el crimen común, pero ya en otro nivel como los cárteles utilizan las armas largas… en el caso de las hechizas es más fácil conseguir una que elaborarla”, explica.
El consultor internacional comparte que un arma corta robada oscila en dos mil pesos y una nueva entre ocho a 10 mil pesos, las largas llegan a costar entre seis mil, ocho mil hasta 30 mil pesos, dependiendo las características, y una hechiza en 500 pesos.
“Se necesita una estrategia, inteligencia, investigación y análisis. En la medida que se incrementen los procedimientos es como se va a poder prevenir y evitarlo”, puntualiza Copil.