El presidente electo de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, envió este viernes una sutil alerta a los gobiernos de izquierda de América Latina y el Caribe al designar canciller a Antonia Urrejola, una abogada chilena que, desde la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), denunció la represión política que el gobierno de Nicaragua desató desde 2018 y las atrocidades en Venezuela.
Al designar a Urrejola, Boric evidenció su apego a un factor que siempre incomoda a los gobiernos izquierdistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua: el sistema interamericano de defensa de los derechos humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA), a la que La Habana decidió jamás retornar tras su expulsión en 1962, de la que Caracas se salió en 2019 y de la que Managua empezó su retirada en 2021.
El nombramiento de Urrejola provocó “gran alegría” en Nicaragua, dijo el abogado nicaragüense Álvaro Leiva, secretario ejecutivo de la (no estatal) Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos y asilado en Costa Rica, en una felicitación que esta mañana envió a la canciller designada.
Al recordar el trabajo de Urrejola en la CIDH, como relatora desde 2017 y presidenta en 2021, Leiva mencionó que, en esas funciones, la chilena demostró “una firme posición a favor del pueblo nicaragüense frente a las violaciones a los derechos humanos perpetrados por la dictadura” del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Urrejola fue relatora de la CIDH, instancia autónoma de la OEA con sede en Washington, para Nicaragua, Ecuador, Guyana y Colombia y también visitó Venezuela en misiones oficiales.
Tras el estallido de multitudinarias protestas callejeras antigubernamentales en Nicaragua en abril de 2018 en repudio a una reforma social, la CIDH documentó que Ortega y Murillo ejecutaron una incesante e indiscriminada represión de opositores con el despliegue de tropas policiales y paramilitares
La llegada de Urrejola a la cancillería chilena a partir de que Boric asuma el próximo 11 de marzo para un cuatrienio “puede ser sin duda alguna un muy buen símbolo”, explicó la diputada venezolana Delsa Solórzano, de la Plataforma Unitaria, el principal bloque opositor en Venezuela.