Todas las noches, Rafael Montiel prepara cuidadosamente una porción abundante de plátanos, tunas y uvas, que coloca en el balcón de su casa junto a una cámara y espera. Al día siguiente no hay fruta en el plato y las imágenes muestran a un cacomixtle inspeccionando la zona con sigilo, para después llevarse todo el alimento durante la madrugada.
Para Rafael, dejar alimento para estos animales ya es una costumbre que lleva practicando desde los últimos cinco años y afirma que los cacomixtles han incrementado su presencia considerablemente en su zona, Ciudad Satélite.
Así como Rafael, otros habitantes de la Zona Metropolitana del Valle de México han señalado un aumento en los avistamientos de estos pequeños y escurridizos mamíferos —de nombre completo “cacomixtle norteño”— en años recientes, según explica el director general de Zoológicos y Conservación de la Fauna Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México (Sedema), Fernando Gual.
“El número de avistamientos definitivamente ha aumentado, eso podría inferir en que hay un aumento en su población. Habría que hacer un estudio y comparar (...) es mucho más evidente que están aquí cerca de nosotros que hace unos años con esos avistamientos”, comenta.
¿Y quiénes son estos huéspedes?
Es posible que alguna vez hayas visto alguno de estos animales, ya sea en alguna zona boscosa o en los tejados de tu colonia de noche sin saber qué son. Con el cuerpo cubierto de un pelaje café, grandes ojos, orejas redondeadas y una larga cola anillada, suelen ser fácilmente confundidos con mapaches, zorros, gatos e incluso lémures.
Su nombre científico es Bassariscus astutus y se trata de mamíferos de la familia de los prociónidos al igual que los mapaches, los coatíes o las martuchas.
Es por su parecido con los gatos que se le acuñó este nombre en náhuatl, Tlacomiztli (mitad felino), según explica Itzcóatl Maldonado, profesor de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Su actividad es principalmente nocturna y al tratarse de animales silvestres son territoriales y desconfiados, por lo que evitan el contacto con humanos y posibles predadores; su peso reducido y agilidad es una ventaja, pues así logran escabullirse fácilmente.
Itzcóatl Maldonado también detalla que a pesar de ser clasificado como un carnívoro, su dieta es omnívora y abarca tanto frutas y vegetales como pequeños animales (como insectos, roedores e incluso aves), por lo que su capacidad de adaptación al medio ambiente urbano es amplia.
Existen casos de avistamientos de cacomixtles en zonas singulares de la Ciudad de México en años recientes, como en la Línea 7 del Metro en mayo de este año o en la zona de excavación y los laboratorios del Templo Mayor en abril de 2020.
Sin embargo, estas características favorables para el desarrollo de los cacomixtles en la ciudad no impide que sufran peligros en la urbe, “y con un posible aumento en su población, los encuentros con humanos son cada vez más comunes”, señala la policía primera Marcela Karina Aguirre, coordinadora operativa de la Brigada de Vigilancia Animal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).
“Estos animales buscan comida, y cuando entran a las casas, muchas personas o los quieren agarrar o los maltratan porque no saben qué son y les da miedo. También nos ha pasado que mucha gente suelta a sus perros o al entrar a una casa los matan o los hieren”, refiere.
Una de las tareas de la Brigada de Vigilancia Animal es atender reportes de fauna silvestre en casas, vehículos o zonas urbanas para capturarlos, darles tratamiento veterinario —si es necesario— y una vez que el animal está sano, liberarlo en su hábitat natural. En el caso de los cacomixtles, la oficial Marcela Karina dice que el número de rescates ha crecido en más del doble en los últimos dos años.