Chilhuacle: el renacer del chile oaxaqueño
Endémico de la región Cañada, este chile oaxaqueño renace luego de estar al borde de desaparecer. El Universal

Entre cerros y bajo un fuerte sol, Mayra Mariscal posa junto a una serie de “camas” donde se mezclan tonos rojos, negros y amarillos. Ahí duermen cientos de chilhuacles, a la espera de que su cuerpo se deshidrate por las altas temperaturas de San Bautista Cuicatlán y así convertirse en chiles viejos, la traducción de chilhuactli, la voz náhuatl de donde viene su nombre.

Endémico de la región Cañada, el único lugar del país donde se cultiva, este chile oaxaqueño renace luego de estar al borde de desaparecer. Sólo son tres familias de Cuicatlán las que mantienen su producción en un total de 10 hectáreas. Si se quisiera comparar esta reducida extensión, se tendría que explicar que de las 173 mil hectáreas de chile que se cultivaron en todo México en 2016, el chilhuacle de Oaxaca representó 0.005%. Así de cerca está de su extinción.

Mayra Mariscal y su esposo Félix Martínez conforman una de las tres últimas familias productoras del chilhuacle y durante más de tres décadas han resistido a las plagas para evitar que desaparezca este chile que cuenta con tres variantes: negra, roja y amarilla, de las cuales cada una da un sabor distintivo a uno de los siete moles de Oaxaca, platillo emblemático gracias a que su sabor ha traspasado fronteras.

Félix recuerda que tenía 17 años cuando emprendió con su papá la producción del chilhuacle y 35 años después aún la mantiene, pese a las complicaciones que ha tenido debido al cambio climático, a la pérdida de producto por plagas y a la caída de precios durante el paso del tiempo.

“La misma necesidad nos obligó, yo ya no tuve otras oportunidades para estudiar, y pues nos dedicamos a trabajar en el campo”, recuerda el campesino de ahora 53 años.

En esos años, dice Félix, la siembra la empezaron de manera tradicional en una hectárea de tierra, que se fue extendiendo hasta llegar a cinco, y donde se cosechaban cinco toneladas de chile al año. De ese entonces sólo quedan recuerdos, pues a través del tiempo la producción ha ido disminuyendo hasta 80% y este año apenas cultivaron 800 kilos, tras invertir 240 mil pesos.

“El rendimiento por hectárea a veces variaba desde una tonelada hasta una tonelada y media, pero a través de los años, como ha habido muchas plagas, muchos contratiempos, ha ido a menos”, platica.

Ese rendimiento de los cultivos ha disminuido por amenazas como las altas temperaturas que en este municipio alcanzan hasta los 36 grados en verano, pero sobre todo por plagas como los trips y la mosca blanca. La situación ya era desesperada cuando en 2007 llegó otro golpe: el desplome de los precios de este producto, luego de que presuntamente Zacatecas robó las semillas e incursionó en la producción de este chile oaxaqueño con un precio más bajo.