En los últimos días, el tema de sobrevuelos de aeronaves militares espías de Estados Unidos en la frontera con México -fuera del espacio aéreo mexicano- ha desatado diversas opiniones, pues se relacionan con la intercepción de comunicaciones.
La razón, obtener información sobre líderes mexicanos del narcotráfico.
El gobierno federal señaló que el presidente Donald Trump puso en marcha una estrategia de vigilancia aérea para controlar el espacio marítimo y la lucha contra el narcotráfico y el tráfico de migrantes.
Las secretarías de la Defensa Nacional (Sedena) y de Marina (Semar) informaron que esto implica el monitoreo y disuasión de actividades ilícitas en aguas internacionales aledañas a México, sin violar su soberanía.
De acuerdo con la información difundida hace unos días, Estados Unidos realizó 18 misiones de espionaje en las últimas dos semanas, utilizando aeronaves tipo P-8 de la Marina Armada, U-2 y RC-135 de la Fuerza Aérea, con capacidades avanzadas para capturar imágenes y señales de comunicaciones.
Lockheed U-2, avión espía
Personal de las Fuerzas Armadas identificó tres aviones de reconocimiento militar estadounidense que sobrevolaron fuera del espacio aéreo mexicano, las cercanías de nuestro país. Estas aeronaves tienen como una de sus principales misiones la interceptación de comunicaciones.
Dos de ellos han sobrevolado el área de la Península de Baja California y, recientemente, se detectó un tercer avión modelo U-2 que sobrevoló parte de la franja fronteriza con México desde Florida, pasando por los estados de Tamaulipas, Coahuila, y finalizó su recorrido por Ciudad Juárez, Chihuahua.
Intervención en México afectaría relaciones bilaterales
De acuerdo con un reporte de alto nivel al que tuvo acceso El Universal, las autoridades mexicanas tienen claro que una eventual intervención directa del gobierno norteamericano en litorales, espacio aéreo o territorio mexicano podría afectar las relaciones bilaterales entre ambos países.