Coyuntura democrática

Por primera vez se celebrarán elecciones concurrentes federales y locales en la República. Será la jornada de votación más grande de la historia de México, en la que se disputarán más de 21 mil cargos, entre ellos, las 500 curules de la Cámara de Diputados, 30 congresos locales, 15 gubernaturas, mil 923 presidencias municipales y 14 mil 596 regidurías, además de sindicaturas, juntas municipales y concejalías, lo que determinará el mapa político de los próximos años.

Los integrantes de la Cuarta Transformación esperan convertirse en referéndum sobre la continuidad de este gobierno que encabeza el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Al inicio de las campañas electorales, las encuestas favorecen tanto la popularidad del presidente como la intención de voto hacia Morena; sin embargo, como se ha visto en otros procesos democráticos en el mundo, la opinión popular vertida en este tipo de mediciones no siempre corresponde con los resultados de la votación.

Si en 2018 el voto de castigo al viejo régimen fue uno de los aspectos determinantes que permitieron la primera auténtica transición política a nivel federal, este año la ciudadanía ejercerá su sufragio como un medio de calificación de las acciones que hasta ahora ha realizado la Cuarta Transformación, a lo que sin duda se agregará la impresión sobre el manejo de la pandemia y de la crisis económica.

Se calificará así por un lado, la creación de políticas sociales que finalmente atiendan las necesidades de millones de personas que anteriormente fueron marginadas del sistema; y en segundo lugar, el proceso de vacunación en México, la cual a pesar del acaparamiento de los insumos y de las dificultades logísticas que implica llevar a cabo la aplicación universal y gratuita, está avanzando.

Una de las novedades en este proceso electoral, si se pudiera llamársele así, es la conformación de una coalición que borra las fronteras ideológicas, con tal de frenar el avance de la Cuarta Transformación. Se trata de una alianza que se venía fraguando desde 2012 con la firma del Pacto por México, y que en este periodo electoral se formaliza de manera clara y sin disimulo. Por eso, a pesar de la pluralidad política y la multiplicidad de expresiones partidistas, estos comicios plantean una disyuntiva entre dos alternativas: la consolidación de la democracia y la profundización de la transformación, o el regreso del viejo régimen.

Las campañas electorales fueron por muchos años un formalismo previo al fraude en la votación o, incluso, parte del entramado de complicidades y corrupción para perpetrarlo, pero hoy, representan un ejercicio democrático para promover las ideas y los principios del movimiento de transformación, al mismo tiempo que para tomar el pulso a la ciudadanía sobre lo que se espera en los próximos años, y seguir masificando la participación política