Crece piratería de libros en el sexenio de AMLO

La piratería de libros en México ha crecido y se encuentra en una situación alarmante. Cifras estimadas por el Centro Mexicano de Protección y Fomento de los Derechos de Autor (CeMPro) señalan que en este sexenio la piratería de libros en papel aumentó casi 10 %, y la piratería digital -impulsada por las tecnologías contemporáneas- tuvo un aumento de 12 %. Lo que significa en números llanos que “iniciamos un sexenio en el cual cuatro de cada 10 libros que se leían en México eran piratas, y ahora son cinco de cada 10. Y en temporada escolar ese porcentaje aumenta”, asegura Quetzalli de la Concha, vicepresidenta y consejera legal de CeMPro.

La abogada especialista en derecho de autor reconoce que el balance de la piratería en este 2024 “lamentablemente está en rojo y es sumamente negativo”. Asegura que en 2017, última vez que se analizó el valor económico de la venta de piratería de contenidos de entretenimiento, donde están los libros, el cálculo era de más de 15 mil millones de pesos que las redes de piratería estaban percibiendo. Dice que, si el porcentaje se incrementó en 10 %, también las ganancias de la delincuencia.

Ni un solo operativo

“En este sexenio se suspendieron todos los operativos. No hubo un solo operativo en vía pública para poder contener el problema de la venta de piratería”, afirma De la Concha.

La situación la lleva a señalar: “No hay buenas noticias, al contrario, estamos muy preocupados desde el mundo de los libros y autores”.

Señala que los recortes y la austeridad han cancelado los estudios desde instituciones públicas e incluso han adelgazado o desaparecido áreas de investigación especializada en delitos de propiedad intelectual. El último estudio sobre piratería es de 2021, hecho por el Observatorio Nacional Ciudadano, e incluso, todavía en 2022 el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) realizó estudios y encuestas, sin embargo, con la austeridad se cortaron los presupuestos y no han tenido actualización en los últimos dos años.

“El último análisis que hicimos en cuestión económica fue a través del CIDE en un estudio que se publicó en 2020, y lo que vimos fue un decrecimiento generalizado de las industrias culturales”, mencionó.

“Observamos que en la última década, por ejemplo, las industrias de contenidos, donde están audio, video y por supuesto libros, la aportación de Producto Interno Bruto bajó: estábamos en 8 % y bajamos a 6 %”, afirma la abogada, quien agrega que a esto se suma que en la industria editorial ha habido un decrecimiento de casi 30 % en su tamaño, por todas las editoriales que se han visto obligadas a cerrar.

La abogada señala que la Unidad Especializada en Delitos de Propiedad Intelectual fue adelgazada, en lo referente al personal y a los recursos.

Y sin el apoyo de seguridad pública no se pueden realizar los operativos. “Estamos hablando de que son delincuentes y que la reacción es violenta cuando hay este tipo de aseguramientos” afirmo Quetzalli.

Víctimas de la pandemia y tdel crimen organizado

En 2020, con la pandemia por Covid-19, uno de los sectores afectados fueron las librerías, que permanecieron cerradas porque no eran consideradas de primera necesidad; entonces “los piratas vendían los libros piratas en la calle y en la temporada escolar todos los piratas salieron a vender mientras a los libreros y las editoriales les prohibieron comercializar de manera normal y regular sus libros y sus contenidos. Eso también reforzó el poder económico de estas redes de delincuencia organizada que producen esta piratería”, afirma Quetzalli de la Concha.

“Aún más grave, es que en 2021 observaron la vinculación con los carteles de delincuencia organizada que se han diversificado, entre la extorsión a los comerciantes e incluso al comercio ambulante, a través del derecho de piso”, agregó la abogada.

El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), Hugo Setzer reconoce que desde CeMPro los editores hacen lo que pueden, gestionar algunos de los operativos, pero les preocupa “de pronto poder estar afectando grupos del crimen organizado, que son más potentes, porque no es lo mismo el chalancito que saca copias, a que sea un tentáculo del crimen organizado, esa preocupación la tenemos desde hace tiempo”.

Sin embargo, dice no tener elementos concretos ni más formales para pensar que la delincuencia organizada está detrás de esta actividad. “La verdad es que tampoco tengo denuncias o conocimiento de extorsión en ese sentido”. Lo que reconoce es que “todos nuestros afiliados han recibido algún tipo de llamada de extorsión, que terminan siendo nada más eso, pero eso no (es) relacionado con la piratería”. Eso los ha llevado a organizar este año conferencias de gente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana. “No tengo elementos muy concretos. Tenemos la sospecha, desde hace mucho, de que sí, pero no tengo los elementos concretos en este momento”, concluyó.