Cuetlaxóchitl, la flor que EU se apropió
Cuetlaxóchitl en náhuatl significa “la flor de cuero” o la “flor que se marchita”; ahora todos la conocemos como Nochebuena. Agencias

La leyenda dice que en tiempos de los antepasados, en Tlachco, se dio una batalla entre los mexica y los chontales por el dominio del lugar. Fue una lucha intensa y a muerte. Días y meses de disputa hasta que exterminaron a los Chontales. La sangre de los perdedores quedó derramada. De todo, una flor blanca silvestre, la Cuetlaxóchitl, fue testigo. Ésta se marchitó y después sus raíces absorbieron la sangre. Al siguiente año floreció distinta: se pigmentó de rojo intenso como la sangre de los chontales.

La Cuetlaxóchitl fue testigo porque estaba en todos lados. Era con la que los originarios ofrecían culto a sus deidades. Con ella, los indígenas pagaban el tributo al emperador Moctezuma.

Cuando llegaron los españoles y la evangelización e inició el sincretismo, los originarios no dejaron de ofrendar con la planta. Los franciscanos, quienes evangelizaron la región, la utilizaron para adornar los nacimientos de Navidad.

Cuetlaxóchitl en náhuatl significa “la flor de cuero” o la “flor que se marchita”, pero ahora todos la conocemos como de Nochebuena, de Pascua y flor Poinsettia.

Hace dos siglos llegó a Taxco el primer embajador de Estados Unidos en el país, Joel Roberts Poinsett. En su visita quedó maravillado con la iglesia de Santa Prisca y con otro elemento que la adornaba: la Cuetlaxóchitl; la conocía por una investigación del alemán Alexander von Humboldt. Poinsett además de político era botánico. No dudó y se llevó a su país unos ejemplares. En Estados Unidos, la registró sin decir el origen. La llamó la flor de Nochebuena y desde entonces se universalizó como de la Navidad.

Poinsett heredó a sus hijos documentos y ellos han ido registrando todas las especies y los nombres como se le conoce en el mundo y si a alguien se le ocurre designarla de otra forma también pertenecerá a la familia del embajador, pero, se les olvidó patentar la denominación original: Cuetlaxóchilt.

Taxco tal vez no sea el origen único de la Cuetlaxóchitl, hay registros de que su territorio endémico va desde Sinaloa hasta Panamá, pero es la referencia histórica más clara de la que salió para universalizarse como uno de los íconos de la Navidad.

Alejandro Villarejo Hernández es el presidente de la Sociedad Mexicana de la Cuetlaxóchitl (SMC), que se creó para conservar, revalorizar, pero, sobre todo, para que el pueblo de Taxco se apropie de nuevo la flor.

Hace 10 años, él y un grupo de taxqueños, empresarios, académicos y científicos descubrieron que la familia Poinsett no había registrado el nombre prehispánico de la flor: Cuetlaxóchitl.