El Comité de Derechos Humanos de Nuevo Laredo (CDHNL), denunció que elementos del Ejército Mexicano y la Guardia Nacional son responsables de la muerte de tres personas en ésta frontera, entre ellas, una niña de ocho años.
Por medio de documentos dirigidos a la presidenta Claudia Sheinbaum, al secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, al secretario de la Defensa Nacional, Ricardo Treviño Trejo, al gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal y a la presidenta municipal de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas, el Comité de Derechos Humanos da a conocer que entre el viernes 11 y el sábado 12 de octubre militares y guardias nacionales provocaron las muertes de civiles, mientras perseguían a presuntos delincuentes.
Se informa que en un primer incidente, el 11 de octubre una enfermera del IMSS de nombre Yuriccie Rivera Elizalde, de 46 años, se desplazaba en una camioneta particular con su esposo e hijo por calles del fraccionamiento La Fe, cuando recibió un disparo en la cabeza por parte de soldados del Ejército mexicano, muriendo de manera instantánea.
De acuerdo a versiones de testigos, los militares comenzaron a disparar sin tomar en cuenta que en los alrededores, se encontraban familias.
Segunda víctima
El día 12 del presente, se registró la segunda baja de un civil cuando miembros de la Guardia Nacional y del Ejército, seguían a un vehículo quedando en medio de la persecución la señora Lidia Galván Reséndiz y su nieta de ocho años, Lidia Iris Fuentes Galván.
El vehículo en el que viajaban ambas personas, quedó prensado entre dos camiones y de nueva cuenta testigos, aseguran que los elementos de la Guardia Nacional dispararon contra la unidad provocando heridas en la cabeza de Iris quien aunque se tiró al piso del auto, no pudo evitar ser alcanzada por una bala.
La menor, fue llevada al Hospital General de Nuevo Laredo donde perdió la vida.
Tercera víctima
Ese mismo día, perdió la vida a manos de elementos del Ejército y Guardia Nacional Diego Alfredo, de apenas 18 años.
El joven quedó dentro de una camioneta que perseguían los guardias nacionales y soldados del Ejército mexicano en el fraccionamiento Palmares.
De acuerdo con la información del Comité de Derechos Humanos, la víctima había sido secuestrada y presentaba huellas de tortura en diferentes partes de su cuerpo. Se descartó que este joven portara armas o equipo táctico.