El gobierno de Estados Unidos desclasificó un memorando enviado desde la Embajada estadounidense en Ciudad de México al director del FBI en marzo de 1986 sobre el caso Enrique “Kiki” Camarena, en el cual se menciona a Manuel Bartlett, actual director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Bartlett era secretario de Gobernación de México cuando Camarena fue asesinado y según el documento liberado, los agentes estadounidenses ya sospechaban en ese entonces que el político colaboraba con los traficantes que secuestraron y asesinaron al agente de la DEA.
De acuerdo con el memorando desclasificado tras dos solicitudes de libertad de información, una oficina internacional del FBI en Ciudad de México tenía “fuertes sospechas de que (testado) las actividades de protección contra narcóticos… llegaron al secretario de Gobernación, Manuel Bartlett Díaz”.
“Si bien se trata de simples sospechas sólidas debido a los indicios de corrupción generalizada y actividades de extorsión no es difícil concluir lógicamente que estas actividades en última instancia benefician a los principales líderes del gobierno mexicano”, indica el documento desclasificado oficialmente el pasado 12 de agosto.
Hace referencia a entrevistas con “fuentes confidenciales en el extranjero” o CSA, incluido lo que parece ser otro funcionario mexicano.
Bartlett niega cualquier implicación
El mensaje de la oficina contiene otra referencia al político mexicano, informando que “la CSA especuló que Bartlett…”, sin embargo, el resto de esa oración ha sido censurada. También agrega que la “vida estaría en peligro” de un informante por hablar con agentes estadounidenses.
Bartlett Díaz ha sido señalado por expolicías de Jalisco que están en Estados Unidos como testigos del caso Camarena; sin embargo, el actual funcionario del gobierno federal ha negado cualquier implicación en el asesinato del agente estadounidense. Incluso, en 2021 describió la acusación como “una mentira, una falacia”.
Aunque las declaraciones de los expolicías fueron incluidas en una investigación de la DEA dirigida por el agente Héctor Berrellez, quien se hizo cargo del caso en 1989, el memorándum desclasificado muestra que hubo sospechas expresadas por investigadores estadounidenses varios años antes.