Para 2025 la esperanza de vida de los mexicanos es de 75.6 años, según un análisis del Consejo Nacional de Población (Conapo). Asimismo, el organismo en sus estimaciones, señala que para 2070 se llegará a los 83.1 años.
Esta prospección puede tener puntos de análisis óptimos, en el sentido biológico y científico, pero en la práctica, parecería que arroja más negativos que positivos, sobre todo considerando las condiciones económicas por las que se atraviesa como país.
Con el aumento de la esperanza de vida, las personas que en la actualidad se encuentran en plena etapa productiva, deberían plantearse si sus ingresos actuales les van a permitir obtener un retiro solvente para tener una vida digna en la vejez. Y la prospección señala que el panorama no es tan bueno.
Un cálculo realizado de manera reciente por especialistas en materia de jubilaciones y retiros, arrojó que una persona de 35 años que percibe un sueldo mensual de 20 mil pesos, debería ahorrar en los próximos 30 años (para retirarse a los 65 años) la cantidad de 240 mil pesos anuales, es decir, 16 mil 667 pesos al mes, para lograr alcanzar una suma de seis millones de pesos, y de esa manera cubrir sus gastos más apremiantes durante su vejez.
Por su parte, analistas de instituciones financieras apuntan que, con el aumento de la esperanza de vida, debido a los crecientes avances médicos, las tablas de sobrevivencia están de forma constante en actualización para que reflejen las tendencias demográficas y de envejecimiento, lo que también implica que las nuevas generaciones de trabajadores deben ser muy disciplinadas en materia financiera para llegar con un ahorro aceptable a la vejez.
Hace algunos años los trabajadores pensaban en llegar a vivir de 15 a 20 años después de su retiro; sin embargo, ahora deben considerar que podrían llegar a vivir hasta 30 años después de su retiro, lo que implica que deben tener un mayor ahorro y diversificar fuentes de ingreso para la vejez.
La realidad en México es aplastante. Más de la mitad de la población no cuenta con la capacidad de tener un retiro digno. La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024 dice que sólo 42.2 por ciento de la población entre 18 y 70 años posee una cuenta para el retiro o Afore.
Gran parte de los trabajadores está lejos de alcanzar una pensión suficiente para vivir dignamente la vejez. La encuesta también encontró que el saldo promedio actual de las Afore ronda los 100 mil pesos, cifra que resulta insuficiente para cubrir los gastos de una senectud prolongada.
Vivir más allá de los 90 años también implica enfrentar una serie de gastos inesperados que, en muchas ocasiones, se subestiman y la inflación es uno de esos temas, pues encarece todo a su paso, de manera notoria el precio de los artículos de primera necesidad, incluidos medicamentos, necesarios para paliar los padecimientos de la vejez.
Si este panorama es desolador en el sector laboral formal, se ensombrece mucho más en el sector laboral informal. De acuerdo con el Inegi, 2024 cerró con una tasa de ocupación en el trabajo informal de 28.5 por ciento, lo que significa que millones de personas no cotizan regularmente en una Afore, no cuentan con seguridad social y por lo tanto no están construyendo un fondo para su jubilación.
Es necesario una cultura del ahorro que aprovisione de mayor certidumbre para cuando se llegue el momento de separarse del trabajo.
Cuando se es jóvenes pareciera que se está inmunes a envejecer, sin embargo, es una etapa que se da de manera rápida. Ante ello, no hay que dejarse llevar por la apatía y ser previsores para enfrentar con dignidad la vejez durante la jubilación.












