Por su ubicación geográfica, costos competitivos de mano de obra y tratados comerciales, México es uno de los destinos más atractivos para el famoso nearshoring. Sin embargo, esta posición privilegiada también trae consigo retos significativos pues, para aprovechar el fenómeno de la relocalización nuestro país debe desarrollar la infraestructura, mejorar la seguridad y garantizar la energía.
En ese sentido, el gas natural es una pieza clave para lograrlo. Sin acceso a este combustible, se acortan las posibilidades para generar, atraer y retener las inversiones. En la actualidad, apenas se cuenta con 2.4 días de almacenamiento, de acuerdo con un análisis del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Es uno de los energéticos más limpios y amigables con el medio ambiente. A diferencia del diésel, combustóleo o gas LP; las empresas que optan usar gas natural logran reducir significativamente su huella de carbono y gases de efecto invernadero.
Se ha posicionado como el combustible clave para la transición energética de las industrias en México y el mundo.