En años recientes, ha aumentado la presencia de autos eléctricos en México, desde modelos llamativos y caros como la Cybertruck de Tesla hasta opciones más accesibles como el BYD Dolphin, que ha ganado terreno en servicios de transporte ofrecidos a través de plataformas digitales. Pero ¿qué tan cerca estamos de que la mayoría de los autos que circulan en las calles de nuestras ciudades sean eléctricos?
En la actualidad, apenas 0.8 % del parque vehicular en nuestro país es híbrido o eléctrico. No obstante, la cantidad de vehículos eléctricos que entran al mercado ha incrementado año con año hasta llegar a una tasa de 12 % anual, según la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA).
“Para saber cuándo habrá más autos eléctricos que convencionales, se requiere de una bola de cristal”, dice a manera de broma el doctor Manuel Montoya, presidente del Clúster Automotriz de Nuevo León (CLAUT). “Hay indicativos de que va en aumento, pero, para que sea realmente masivo, hay que superar dos barreras: la del precio y la de la infraestructura”, detalla.
Con la barrera de la infraestructura, se refiere al hecho de que en México solo existen mil 340 estaciones de carga, contra las más de 13 mil gasolineras que hay en territorio nacional, de acuerdo con los datos del Instituto Mexicano del Transporte. Para que la electromovilidad sea una realidad, hay que poner a disposición de los usuarios una cantidad acorde de estaciones de carga. Esto, además, implica un aumento en la demanda de electricidad en el país.
“De la falta de infraestructura de carga no tiene la culpa el gobierno. Al final, es un tema de mercado”, comenta Montoya.
Donde el presidente del CLAUT sí ve un área de oportunidad es en la generación de energía eléctrica.
Según un artículo de Yale Climate Connections, un vehículo eléctrico tarda entre uno y dos años de conducción normal en amortizar sus emisiones iniciales: es decir, las que genera la producción del vehículo. Además, tras 10 años de uso, los coches eléctricos habrán generado menos de la mitad de las emisiones que los de gasolina.
La implementación de proyectos de infraestructura energética y el uso de energías más limpias, seguirá siendo uno de los mayores retos para la aceleración de la electromovilidad en el futuro.