Felinos: se dispara cifra de decomisos

Felinos: se dispara cifra de decomisosEn el ámbito delincuencial, poseer un felino significa poder y jerarquía. Cortesía

En siete años, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) ha recuperado, vía decomisos de la Fiscalía General de la República (FGR) e instituciones de seguridad estatales, a 123 grandes felinos como leones africanos, tigres o jaguares en toda la República mexicana.

Desde 2018 los aseguramientos aumentaron 36 veces, al pasar de uno en ese año a 37 en 2025, según informó la Profepa a El Universal en la solicitud de transparencia con número de folio 3400244000006425. Del total, más de 70 % de los felinos fueron decomisados entre 2023, 2024 y lo que va de 2025.

Qué representa para el crimen

En el caso del crimen organizado, el aumento en la posesión y posterior aseguramiento obedece a que, en el entorno criminal, su valor no es solo económico: representan poder, intimidación y una jerarquía interna de estatus que es replicada por diferentes grupos como parte del folclore criminal.

Socialmente es un reflejo aspiracional, explicaron expertos en seguridad y en felinos grandes. Además de una moneda de cambio, pues no solo los felinos sino otras especies exóticas son reproducidas con fines de venta en el mercado negro.

David Saucedo, experto en seguridad, explicó que en 1980, cuando capos como Pablo Escobar o Miguel Ángel Félix Gallardo tuvieron un auge como líderes del narcotráfico, los felinos grandes se convirtieron en sus trofeos, empezaron a coleccionarlos como si fueran armas bañadas en oro.

“Tener un tigre es, en ese mundo, como portar una corona, es un símbolo de supremacía que no necesita explicación. Y tener zoológicos privados es algo propio de las élites del narco que genera un nivel de estatus porque no cualquiera puede comprar y mantener a un león”, dijo en entrevista.

Por especie, el león africano (Panthera leo) encabeza la lista de los ejemplares decomisados a criminales, con 36; seguido del tigre (Panthera tigris), con 30 y, en tercer puesto, el jaguar (Panthera onca), con 17, pese a que es una especie en peligro de extinción protegida por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-SEMARNAT-2010.

También hay 16 linces (Lynx rufus), 13 tigres de Bengala (Panthera tigris tigris), seis tigrillos (Leopardus wiedii), tres pumas (Puma concolor) y dos leones africanos blancos, ejemplares que, aunque no están listados en la NOM-059, requieren permisos y cumplimiento de requisitos zoosanitarios específicos para su posesión, manejo e importación, según la Ley General de Vida Silvestre de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).

Pero la fascinación por estos animales no se detiene en la vanidad, expuso Saucedo. Algunos grupos criminales utilizan, además de los felinos, a grandes reptiles como instrumentos de tortura y ejecución.

Los Zetas, células de cárteles del Pacífico, del Golfo, de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación han montado centros de desaparición forzada que usan a estos animales para asesinar.

Agregó que el tráfico de fauna exótica también les genera ingresos paralelos, pues está documentado cómo, por ejemplo, narcojuniors venden crías de león en criaderos disfrazados como legales o importan crías de aves, mamíferos y reptiles exóticos para tráfico. Los datos dados por la Profepa indican que el crecimiento de decomisos es sostenido en siete años, pues en 2018 apenas se rescató a un ejemplar; en 2019, a 5; en 2020, 10; en 2021, /; en 2022, 9; en 2023, 25; en 2024, 29 y, en los siete meses que van de 2025, fueron 37.

Incidencia

El experto señaló que los sitios en donde hay más decomisos no son necesariamente los lugares con más felinos, sino donde el gobierno decidió actuar, pues existen otras entidades como Veracruz o Tamaulipas en donde hay altos índices de tráfico y posesión de especies exóticas, pero no de decomiso.

Entre los destinos de los felinos asegurados predominan los zoológicos, que recibieron más de 35 ejemplares, así como las fundaciones o los PIMVS (Predios o Instalaciones que Manejan Vida Silvestre).

Otros animales fueron devueltos a infractores, liberados, enviados a una Unidad de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre (UMA); están bajo resguardo con carpetas de investigación abiertas, fallecieron o no tienen especificación clara sobre su destino.

La dispersión de sitios —entre zoológicos, instituciones académicas y predios particulares— muestra la falta de una política unificada para el manejo de estos ejemplares, así como posibles vacíos en el seguimiento judicial y ambiental de los casos.

Al respecto, Ena Buenfil, experta en rescate y rehabilitación de especies en Selva Teenek, señaló que en México no existen suficientes espacios ni infraestructura para albergar dignamente a los felinos que podrían ser decomisados, lo que genera un cuello de botella que frena las acciones legales contra los dueños ilegales o negligentes.

“Es la primera vez que tenemos una procuradora interesada en los temas de fauna silvestre, pero falta estructura, falta capacitación, faltan muchísimas cosas”, consideró.

Así, reconoció avances con la nueva administración de Profepa, pero recalcó que la voluntad política no alcanza si no se acompaña de recursos, personal capacitado y centros de resguardo adecuados para los animales.