Tras los estragos del sismo del 19 de septiembre y la recias lluvias que azotaron el año pasado al sur de la Ciudad de México, los productores de cempasúchil se muestran optimistas de obtener “mejores ventas” conforme llegue la celebración de Día de Muertos.
Las ventas de “la flor de muertos” podrían alcanzar hasta 17 millones de pesos, monto siete millones mayor a lo registrado durante 2017, estimó Sergio Martínez Chavarría, delegado capitalino de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa).
Lo anterior indica que la actual producción rebasará el millón 170 mil plantas sembradas en nueve hectáreas y los 19 mil 50 flores (manojos) cosechados en 19 hectáreas en Xochimilco y Tláhuac, según datos de la Secretaría de Desarrollo Rural y Equidad para las Comunidades (Sederec).
El incremento de la flor de 20 pétalos, como también es conocida al derivar de las palabras —cempoal y xóchitl— en lengua náhuatl, obedece a que este año se sembraron 12 hectáreas en Xochimilco y 21 en Tláhuac, dos de las principales localidades con esta vocación, apuntó.
Esto porque se repartieron más de 96 mil kilogramos de plástico de invernadero a los productores afectados en el temblor de magnitud 7.1 y que sacudió a la capital mexicana hace 13 meses, aunado a las inundaciones ocurridas al sur, apuntó.
La cantidad de hule es similar a colocarlo “a lo largo de la carretera México-Pachuca, que son unos 87 kilómetros”, argumentó el también presidente nacional del Sistema Producto Ornamentales.
“Nosotros hicimos la apuesta de tener una ganancia mayor para los productores, después del sismo del año pasado, y se logró con creces”, enfatizó en entrevista con Notimex.
Soló el precio de la maceta pasó de 9.00 pesos a 11.50 pesos y el manojo de flores subió de 50 pesos a 53 pesos. “Así que este año la venta será mucho mejor que el año pasado”, reiteró.
De la tierra al altar
La flor de cempasúchil o cempoalxóchitl se utilizaba desde la época prehispánica y era para adornar las ofrendas, altares y entierros dedicados a sus muertos.
También es colocada para marcar de manera simbólica el camino de los muertos hasta las ofrendas en las celebraciones mexicanas, del 1 y 2 de noviembre, toda vez que el aroma de sus pétalos posibilita y dirige su llegada del más allá.
La flor puede encontrarse en colores amarillo y naranja, con una altura de entre 60 centímetros y un metro; y se siembra durante el mes de julio y su cosecha es realizada al finalizar la temporada de lluvias.
Así lo contó la señora Santa Mendoza Mendoza, originaria del pueblo Magdalena Petlacalco, localizado en la zona alta de la alcaldía de Tlalpan, quien lleva al menos 34 años dedicada al cultivo de las flores de cempasúchil y alelí.