Guerra: los riesgos de accidentes nucleares
Los ataques a plantas nucleares no son algo nuevo. El año pasado Irán acusó a Israel de sabotaje a su principal planta nuclear. Cortesía

“Si un humano vive alrededor de 73 años, requerirá 235 mil kilowatts en toda su vida. Eso equivale a que se queme el equivalente a un huevo de gallina de combustible nuclear o a quemar 88 toneladas de carbón, el peso de 21 elefantes”. De esta forma describe Benjamín Leal, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, la potencia que concentra la energía nuclear pero también sus ventajas medioambientales.

Leal señala que el término nuclear está vinculado al miedo por varias razones. Una de ellas tiene que ver con el escenario de tragedias como Chernóbil o Fukushima. “Esto impacta, pero si revisamos datos, por ejemplo de cuánto combustóleo se ha tirado al mar o cuántas especies se han afectado por el efecto de este tipo de contaminantes, entonces podríamos tener un panorama más general”.

La energía nuclear mantiene su polémico sello que se balancea entre ventajas y desventajas, pero su poder sigue moviendo al mundo. Según datos de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), existen 443 reactores en 35 países que producen alrededor del 10 % de la electricidad mundial. Además, hay 55 unidades en construcción en 20 países, entre los que se encuentran China, India, Rusia, Finlandia y Francia.

Ucrania, bajo los reflectores

Cifras del Foro Nuclear muestran que alrededor del 50 % de la electricidad de Ucrania se produce mediante cuatro centrales y 15 reactores nucleares. Tras los ataques de Rusia hay la preocupación de lo que podría pasar en la zona restringida de Chernóbil, y en Zaporiyia, su más importante planta en funcionamiento. Leal señala que uno de los riesgos de los ataques bélicos son las fugas de radiactividad.

Después del accidente de 1986, Chernóbil apagó su último reactor en 2000 y los expertos consideran poco probable que se produzca una liberación de radioactividad sustancial, sin embargo, se detectó un aumento en la radiación cuando llegaron los rusos con equipo militar y removieron la superficie contaminada a su paso.

Por otra parte, Zaporiyia es la planta nuclear más grande de Europa. Capaz de generar cinco mil 700 megavatios, tiene seis grandes reactores, aunque el edificio que sufrió el ataque y un incendio posterior está situado a 500 metros del grupo de reactores y no contiene material nuclear, ya que se utilizaba para fines administrativos. En el momento del ataque, sólo uno de los seis reactores estaba en funcionamiento al 60 % de su potencia.

No hay garantía absoluta de estas peticiones y el mensaje de Rusia parece ser que ahora ellos tienen en sus manos esta fuente de poder y la pueden utilizar cuando quieran. Los ataques a plantas nucleares no son algo nuevo. El año pasado Irán acusó a Israel de sabotaje a su principal planta nuclear.

Leal señala que ha evolucionado el conocimiento y la tecnología sobre plantas nucleares, con los errores del pasado se fueron incrementando las capas de seguridad y creciendo los conceptos de riesgo para ser más eficaces contra cualquier problemática, sin embargo, los escenarios bélicos pueden cambiar los montajes sin previo aviso.