La presidenta del Grupo de Acción Financiera (GAFI), Elisa de Anda Madrazo, dijo que puede que el huachicol fiscal sea una de las principales actividades ilícitas para algunos países como Estados Unidos, pero existen otras que están haciendo mucho daño a la sociedad mexicana.
Por lo anterior, hizo un llamado a la banca a seguir invirtiendo en tecnología para evitar que sea usada por el crimen organizado.
“Es muy difícil decir: este es el sector al que deben ponerle atención porque el reto para la banca crece”, manifestó.
No solo la droga como el fentanilo, sino que hay muchas más actividades criminales, estableció De Anda Madrazo durante su participación en el panel Estándares de cumplimiento de la banca en un contexto internacional, en el marco de la Convención Bancaria.
Estableció que el reto crece también en zonas aseguradas; es un tema que no se puede acotar a un solo estado, porque existe el tráfico de personas.
Tráfico trasnacional de hidrocarburos, segunda fuente de recursos del crimen organizado
Recordó que la semana pasada el gobierno americano emitió una alerta sobre tráfico trasnacional de petróleo robado en México para ser ingresado, refinado y vendido en Estados Unidos, que para ellos representa la segunda fuente de recursos del crimen organizado.
Sin embargo, apuntó que en México hay muchos crímenes que afectan a nuestras sociedades, como la extorsión y el cobro de piso.
Cárteles mexicanos lideran redes globales de huachicoleo
Un indicio bancario anómalo en Estados Unidos destapó una compleja red de contrabando de petróleo crudo robado a Pemex. Lo que inició como una investigación de rutina de la División de Investigación Criminal del Servicio de Impuestos Internos de EU (IRS) en Texas terminó destapando redes de huachicoleo binacional al mando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo, con empresas fachada en las que hay estadounidenses implicados y con alcances globales.
En abril de 2025, una empresa familiar en Brownsville, administradora de una instalación llamada Arroyo Terminals, cerca de Río Hondo, quedó en la mira de las autoridades estadounidenses. Este recinto recibía barcazas cargadas con “aceite de desecho” procedentes de México a través de pipas. Sin embargo, “la frecuencia inusitada de los envíos y el volumen importado no cuadraban con el negocio declarado” subraya una fuente del Departamento de Justicia de Estados Unidos. Para entonces, ya era claro que las barcazas transportaban petróleo crudo robado a Pemex; camuflado como residuo industrial para burlar aduanas. El modus operandi empezaba a emerger: miles de barriles de crudo hurtado cruzando la frontera bajo la apariencia de desechos. Las autoridades estadounidenses montaron vigilancia sobre los involucrados.
Por este caso, la Red de Control de Delitos Financieros (FinCEN) emitió una alerta señalando que ciertos importadores de waste oil o materiales peligrosos en la frontera suroeste son realmente “empresas fantasma” ligadas a cárteles mexicanos.
Las autoridades estadounidenses tienen en la mira a varias compañías ubicadas también en la frontera sur que estarían actuando como importadoras “cómplices” dentro de esta red de huachicol internacional.
La alerta de la FinCEN subraya que los cárteles venden el crudo robado a “pequeñas compañías estadounidenses de combustibles” que operan cerca de la frontera con México, especialmente en Texas, como en el Valle Bajo del Río Grande, la zona del Eagle Ford Shale y la Cuenca Pérmica en el oeste de Texas (esta última abarca también el sureste de Nuevo México). En Houston y Dallas también habría empresas involucradas.
Aunque muchos detalles permanecen confidenciales, ya que las pesquisas continúan y no todas las compañías o estadounidenses identificados han sido formalmente acusados, FinCEN ha recabado información de transacciones bancarias sospechosas que apuntan a varios negocios en Arizona, Nuevo México y California potencialmente involucrados en esquemas similares de importación fraudulenta de hidrocarburos.
Estos estados fronterizos podrían servir como rutas alternas o puntos de entrada para el combustible robado.
Dónde inicia todo
Todo inicia en México, en los campos petroleros y ductos de Pemex. Ahí, células del CJNG aprovechan la existencia de tomas clandestinas, perforaciones ilegales en los ductos y la complicidad de funcionarios locales para extraer el hidrocarburo.
Entidades como Veracruz y regiones estratégicas del golfo de México se identificaron como focos rojos donde el CJNG mantiene redes de perforación clandestina y cooptación de personal. Caravanas de pipas mueven el producto hacia el norte de México.
Parte del crudo es luego revendido y exportado a terceros países con apariencia de legalidad. Desde terminales privadas en Texas, como las ubicadas en el canal de navegación de Río Hondo, en Houston o en Corpus Christi, se han rastreado embarques que zarparon rumbo a destinos tan dispares como India, Japón, Marruecos, Emiratos Árabes Unidos, Nigeria o Turquía. En general, se envía disfrazado como “residuo refinado”, “mezcla técnica” o incluso “aceite reciclado para proceso” a países donde los controles de origen son más laxos o el interés económico supera la diligencia debida.
No se trata de grandes petroleras multinacionales, sino de intermediarios energéticos, brokers privados y empresas pequeñas en Asia, África o Medio Oriente, que compran cargamentos con descuento sin necesariamente verificar el historial del hidrocarburo.
Las ganancias, ya “lavadas”, son repatriadas a las arcas de los cárteles, convertidos en traders energéticos multinacionales mediante transferencias, empresas fantasma y movimientos de efectivo.