Iglesia llama a desarmar calles en México

Iglesia llama a desarmar calles en México

La Iglesia católica hizo un llamado a desarmar las calles en México y sostuvo que esta tarea implica gestos concretos, como educar, acompañar, participar, exigir justicia, abrir espacios de encuentro, entre otros.

“Hoy más que nunca necesitamos desarmar nuestras calles. No solo de las armas físicas que quitan la vida, sino de las armas simbólicas que dividen, desprecian y deshumanizan: el lenguaje de odio, la indiferencia, la corrupción, la mentira. Porque la violencia no empieza con el disparo, sino con la exclusión y el olvido”, dijo.

En su editorial Desde la fe, la Iglesia señaló que “en un país herido por la violencia, el anhelo de paz no puede ser una consigna vacía, ni un llamado abstracto, sino que debe ser una tarea urgente y concreta […] Recordamos que la paz verdadera no se decreta: se construye en comunidad, con oración, con justicia, con acciones cotidianas que rompan los círculos del odio”.

Agregó que “la sangre de las víctimas, especialmente de los inocentes, debe convertirse en semilla de paz, pues su memoria no puede perderse en el ruido de la resignación y cada vida truncada por la violencia es una lágrima que el Padre recoge y una semilla que, con valentía, debemos regar para que germine justicia y reconciliación”.

La construcción de la paz nos interpela a todos

En ese sentido, recordó que, recientemente, el Diálogo Nacional por la Paz, de la mano de la Conferencia del Episcopado Mexicano, llamó a formar un “nosotros” amplio, diverso, valiente, capaz de arropar, de exigir, de denunciar y de trabajar para detener la violencia y construir la paz, “porque desarmar nuestras calles, no basta con esperar que otros actúen. La construcción de la paz nos interpela a todos: a la Iglesia, a los gobiernos, a las organizaciones ciudadanas, a la sociedad”.

“Nuestro país urge de un ‘nosotros’ valiente, capaz de arropar al que sufre, de denunciar lo que está mal, y de tender la mano para transformar. Trabajar por la paz no es una opción, es un mandato”, indicó.

“Que el clamor de las víctimas nos despierte. Que la sangre derramada no sea en vano, sino que fecunde un país nuevo, donde la vida sea respetada, cuidada y celebrada. Formemos un ‘nosotros’ que sea luz en medio de la oscuridad”, concluyó.