La historia se encendió bajo la lluvia. Eran las siete de la noche del viernes en el Zócalo capitalino, y aunque la lluvia amenazó con interrumpir la cita, decenas de personas esperaban frente a la Catedral Metropolitana y Palacio Nacional. La expectativa era clara: ver “Memoria luminosa”, un videomapping conmemorativo que recorrería 700 años de historia desde la fundación de México-Tenochtitlan hasta nuestros días.
Pero a las 18:30, la lluvia cayó con fuerza. Algunas personas corrieron a resguardarse bajo los árboles, otros se refugiaron en los comercios de Madero y 16 de Septiembre, mientras otros sacaban sus paraguas o se cubrían con impermeables. A pesar del frío y el agua, nadie se fue. Como si la memoria ancestral que estaba por narrarse exigiera testigos.
El espectáculo se retrasó 40 minutos. En ese tiempo, comerciantes aprovecharon para vender paraguas e impermeables, mientras las familias, parejas, amigos; buscaban el mejor ángulo para no perderse detalle del videomapping.
Cuando por fin inició la proyección en la fachada de la Catedral Metropolitana y Palacio Nacional, un murmullo emocionado recorrió la plancha del zócalo. La lluvia no se detuvo, pero la atención de todos estaba puesta en la historia que se desplegaba.
Durante una hora, Memoria Luminosa narró la fundación de México-Tenochtitlan con imágenes monumentales, sonido envolvente y proyecciones que hacían vibrar a la gente. Se mostraron los canales, los templos, la construcción de la ciudad, la transformación del zócalo, la llegada de los españoles, la resistencia indígena, la colonia, la Independencia, la Revolución y el crecimiento de la Ciudad de México.
Las personas levantaban los teléfonos para grabar, otras simplemente se quedaban en silencio, envueltas en una mezcla de emoción, historia y lluvia persistente.
Aunque el sitio no se llenó por completo, quienes asistieron lo hicieron con entusiasmo. Padres con hijos sobre los hombros, turistas, adultos mayores envueltos en impermeables, todos compartían una misma emoción: conmemorar 700 años de México-Tenochtitlan.
Al concluir la proyección con la imagen de un colibrí y la frase “700 años”, cerca de las nueve de la noche, el público comenzó a dispersarse lentamente. Sin embargo, algunas personas permanecieron en el lugar para apreciar con detenimiento las cinco esculturas mexicas instaladas en la explanada.