Congresistas demócratas, capitaneados por el senador Robert Menéndez y la representante Linda Sánchez, presentaron la propuesta de reforma migratoria del presidente Joe Biden, un texto legislativo extenso (353 páginas) y muy ambicioso con un punto central: la regularización de los 11 millones de indocumentados que se estima viven en Estados Unidos.

Promesa electoral

El proyecto es la concreción de la promesa electoral de Biden y la puesta en marcha de las primeras acciones ejecutivas en materia migratoria del presidente.

“Tenemos el imperativo moral y económico de pasar una reforma migratoria grande, inclusiva y atrevida, que no deje a nadie atrás”, dijo Menéndez en una videoconferencia con periodistas.

El núcleo de la ley es el camino de ocho años hacia la ciudadanía para la mayoría de los 11 millones de indocumentados que vivían en EU a la fecha del 1 de enero, un hito que conseguirían tras recorrer una senda que incluye revisión de antecedentes y pago de impuestos.

Antes de la ciudadanía, dispondrían de permisos de residencia y trabajo temporal durante cinco años, después podrían aplicar a residencia permanente (Green Card) antes de optar por la naturalización tres años más tarde.

El camino es mucho más expedito para algunos grupos, como los trabajadores agrícolas o los “dreamers”, que podrían optar a la residencia permanente de inmediato y sólo esperar tres años para la ciudadanía.

La propuesta va más allá. Además de recuperar el modelo familiar de migración, amplía el número de visados de trabajo que se pueden expedir y provee una partida multimillonaria (cuatro mil millones de dólares en cuatro años) para fondos que se destinarán a la lucha contra la violencia y la corrupción en países centroamericanos, entre otros.

Para lo que no hay ni un centavo es para el muro. Biden cumple con su objetivo de hacer realidad la que es la mayor apuesta por una reforma migratoria, desde hace casi una década.