Invertir en educación para organizar el futuro

Las cifras de la “ruta de la deserción” publicadas, en las que se señalan que sólo 26 de cada 100 alumnos que inician la educación primaria concluyen una carrera universitaria, reflejan la mala planeación del sistema educativo nacional, así como la escasa inversión y la poca organización para el futuro que el país ha tenido en al menos los últimos 20 años.

El futuro son la educación y los jóvenes; pues dependiendo de lo que se les enseñe y se les capacite en la niñez y juventud será lo que podrán construir en el futuro, pues no se puede pedir más de lo que se ha dado.

La educación transforma el mundo, para bien y para mal, pues es la base en la cual se crean objetivos comunes nacionales y globales. De nada sirve soñar en un México justo, libre e igualitario, si no se preparan para lograr que esto sea una realidad.

Se puede hacer ilusiones de que el país producirá lo necesario y todas las personas podrán cubrir la canasta básica, imaginar un sistema de salud de calidad, un país en donde existan trabajos y salarios dignos. Sin embargo, esto no será posible si no hay preocupación de cómo se ca a mejorar y transformar la agricultura a través de la tecnología e innovación; cómo y con qué productos se mejorará la nutrición de la población, utilizando la menor cantidad de agua potable y sin depredar los ecosistemas.

La mala planeación educativa del presente y del pasado, es una de las causas por las cuales 6 de cada 10 trabajadores ganan de uno a dos salarios mínimos, un tope salarial que raya en la explotación. Es lamentable que en 2022 el gasto para la educación será el más bajo de los últimos 12 años, de acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria.

La educación no es un costo es una inversión, por ello la UNESCO considera el conocimiento y el aprendizaje como los mayores recursos renovables de los que dispone la humanidad. Nunca es tarde para crear un nuevo proyecto educativo nacional, un modelo donde nadie se quede atrás, con suficiente cobertura e inclusión, un proyecto a largo plazo que acompañe a las y los niños y juventudes de hoy, para que logren construir y desarrollar los empleos del mañana. No basta con imaginarlo, hay que invertir todo lo necesario para organizar el futuro de México.