Modelo, celebrity, escritora, fanática del esquí así, era Ivana Trump, la primera esposa de Donald Trump que murió el jueves a los 73 años de edad.

Ivana, nacida en 1949 en República Checa, conoció a Donald Trump en Nueva York, quien por entonces ya era un empresario de fortuna.

De acuerdo con lo que ella misma ha contado, él se acercó a ella cuando estaba cenando con un grupo de amigos en Manhattan y la impresionó. Terminó yéndose con él en un Cadillac gigante.

Se casaron el 7 de abril de 1977 y de esa relación nacieron tres hijos: Donald Jr., Ivanka y Erik. En su libro Raising Trump, Ivana contó que su marido no era el típico padre que pasea con sus hijos o juega beisbol con ellos, por el contrario, era desapegado y lejano, hasta que cumplieron 18 años, “fue entonces cuando pudo empezar a hablar de negocios con ellos”.

Según Ivana, cuando nació su primer hijo, su esposo no quería que se llamara como él. “¿Qué pasa si es un perdedor?”, le preguntó.

Ivana no quería ser solo una ama de casa. Fue ella, de hecho, la encargada del diseño de interiores en la Torre Trump.

Pero en su matrimonio las cosas estaban lejos de estar bien. Además de la lejanía de Trump, él era conocido por su afición a las mujeres.

Cuando apareció Marla Maples, el matrimonio llegó a su fin. Cuando se dio a conocer que Marla estaba embarazada de Tiffany, Donald Trump decidió divorciarse de Ivana.

Pero Ivana conoció otra cara de Donald Trump durante el divorcio. Sabía que su esposo era un empresario de cuidado, capaz de cualquier cosa. Y actuó del mismo modo frente a la separación.

“Se lo tomó como si fuera un negocio, y él no podía perder, tenía que ganar”, contó Ivana en el libro.

Incluso, en ese afán de ganar, Donald Trump quiso quitarle a Ivana a su primogénito. Durante toda su infancia no se acercó a él, ni siquiera lo conocía bien, pero durante el divorcio, habló con él 20 minutos, luego le informó a Ivana, según recordó ella: “Eres una mala madre. Me quedaré con Donald Jr.”.

Ivana pensó que si se le enfrentaba saldría perdiendo. Le dijo: “Quédate con él, tengo dos hijos más que criar”.

Fue una reacción que Trump no esperaba. Pensando que el niño no le importaba a Ivana, se lo devolvió. “Sabía que Donald no sabría qué hacer con él”, dijo ella.

A pesar de la difícil separación, Ivana se mantuvo cerca de Trump, a quien incluso dijo haber asesorado durante su campaña presidencial. Aun así, no podía esperar a que esta terminara. Cuando no ganó la reelección, nadie estaba más feliz que ella.