La agenda internacional 2023

El cambio de año no altera los fenómenos que se observan desde hace tiempo en el mundo. Sin embargo, como es usual, el calendario invita a hacer un corte de caja y un balance panorámico.

A diferencia de los últimos años, la pandemia ha disminuido como tema prioritario en muchos países. Pero no se trata de un asunto que se puede eliminar de la agenda por completo. Habrá que estar pendientes de su evolución, nuevas variantes y otros brotes. Quizás el tema mayor en la agenda 2023 es la competencia-rivalidad-confrontación entre las superpotencias. Este rubro tiene distintas vertientes. La más evidente y cruda es, sin duda, la guerra en Ucrania. De ello hemos escrito ya bastante, y la predicción es que lo seguiremos haciendo por mucho tiempo más.

Otros temas relacionados seguirán en la agenda a lo largo del año. En cuanto a Rusia-EU, por ejemplo, está la ciberguerra y la guerra informativa, las conversaciones sobre control de armas (y la carrera armamentista que sigue su curso), los despliegues militares en países miembros de la OTAN y la competencia que ambas potencias están librando por zonas de influencia en el mundo.

En cuanto a la confrontación China-EU, llama la atención el intento por parte de Xi y de Biden por estabilizar la relación. Habrá que ver si es que ese diálogo sobrevive y logra alguna eficacia dado que, por ahora, los temas mayores de conflicto siguen vigentes. Estos incluyen también una ciberguerra y una guerra informativa, la guerra comercial y la guerra tecnológica, la expansión china en sus mares colindantes, la competencia por espacios de influencia, Hong-Kong, y por supuesto, Taiwán.

Esos dos temas mayores —la confrontación de EU con Rusia y con China— con sus múltiples repercusiones, más las generadas por la pandemia, están produciendo una serie de crisis paralelas que continuarán teniendo consecuencias en 2023. Esto incluye, por ejemplo, la crisis alimentaria, la crisis energética, los problemas en las cadenas de suministro y las afectaciones en la escasez y los costos de la vida. Vinculado con lo anterior, continuará también la prevalencia de protestas y manifestaciones en distintos países.

Entramos al 2023 con una considerable disminución de la confianza en el sistema de arreglos e instituciones multilaterales para resolver los conflictos entre los países. Adicionalmente, hay una gran cantidad de conflictos locales y regionales irresueltos, muchos de los cuales a veces reciben poca atención mediática. Algunos ejemplos: la guerra siria, la guerra en Yemen, Afganistán, ya en su segundo año en manos de los talibanes. Las negociaciones nucleares entre Irán y las potencias se mantendrán como uno de los mayores asuntos a monitorear. El conflicto Armenia-Azerbaiyán ha estado mostrando nuevos estallidos, como también estamos observando en los Balcanes. La situación entre Israel y Palestina, la península coreana, las rivalidades China-India, e India-Pakistán, se mantendrán también como temas en la agenda. El golpe de Estado en Myanmar sigue cobrando víctimas. El terrorismo, que después de haber disminuido durante varios años, volvió a aumentar en los últimos tres, tiene todo el potencial de seguir creciendo durante 2023. Siguen vivos conflictos en Libia, Etiopía, el Congo o el Sahel con su cadena de golpes de Estado. Si volteamos hacia nuestro continente, hay muchos otros casos como Venezuela, Haití, Cuba o ahora mismo, Perú, que seguirán en nuestra mira. Y estarán ahí también, todos los procesos migratorios que resultan de varios de los puntos que señalo.

Aún así, hay mucho espacio para la cooperación internacional, lo cual necesita ser explotado al máximo en el año que inicia.