La No Violencia y la violencia

La No Violencia y la violencia

La conmemoración del aniversario 156 del natalicio de Mahatma Gandhi, cuando este 2 de octubre se conmemora el “Día Internacional de la No Violencia”, converge con un mundo que no ha hecho suyo el principio de la No Violencia y que parece convencido, al menos en algunas regiones, de que la guerra es el camino.

La violencia está asociada al uso de la fuerza y a la pretensión de una voluntad de imponerse sobre otra, lo que se ha traducido a lo largo de la historia en procesos de opresión y resistencia. Este tiempo tiene sus propios casos:

El conflicto entre Rusia y Ucrania, que comenzó en 2014 y se exacerbó en febrero de 2022, ha causado el desplazamiento de millones de ucranianos, la muerte de 12 mil 600 civiles, entre ellos dos mil 400 niñas y niños, así como de al menos 250 mil soldados de ambos bandos a lo largo de tres años y medio. Ningún intento de negociación ha avanzado.

El ataque de Hamas a las comunidades fronterizas en Israel, perpetrado el 7 de octubre de 2023, asesinó a mil 200 israelíes y tomó 250 rehenes, ya ha derivado en 65 mil muertos y 165 mil heridos en Gaza como resultado del contraataque de Israel, según el Ministerio de Salud local, a lo que deben sumarse los desplazamientos masivos y la precariedad en materia de alimentos, agua y atención médica.

La atrocidad cometida por Hamas hace dos años será siempre condenable, pero también lo es la muerte de inocentes, como los miles de habitantes de Gaza que han fallecido por el solo hecho de residir en un territorio que es hoy escenario de guerra.

La reciente propuesta de paz planteada por Estados Unidos e Israel se sustenta en la rendición de Hamas y en la instalación de un gobierno técnico en Gaza, de alguna manera supervisado por Estados Unidos.

Con todo y sus inconvenientes, el plan es lo que ha sido posible bosquejar y sería un enorme paso si con él se lograra pacificar la región. Israelíes y palestinos merecen vivir en paz, sin terrorismo, sin represalias y sin hambrunas.

Por otra parte, luego de más de 45 años de tensiones, ataques indirectos y amenazas mutuas, desde que Israel fue declarado enemigo por el entonces recién instalado régimen islámico en Irán, el conflicto desembocó en junio del presente año en embates directos.

En los 12 días de guerra, murieron más de 600 personas y hubo más de cuatro mil 500 heridos en Irán, en tanto que 28 israelíes perdieron la vida.

El conflicto es un permanente foco rojo porque cada vez que ambos países suben el volumen de sus disputas se teme una inmanejable escalada de violencia en la región.

Finalmente, desde la partición en 1947 de India y Pakistán, ambos han sostenido al menos cuatro guerras por territorios, sobre todo por Cachemira, la más reciente en mayo de este año. Un conflicto de casi 80 años entre dos potencias nucleares será siempre una alerta.

Estos casos de beligerancia crónica exponen de alguna manera la falta, el rechazo o el fracaso del diálogo, tendencia que tiene eco en la violencia digital que en nombre de convicciones o creencias pareciera querer acrecentar las diferencias más que resolverlas.

En estas condiciones el avance del principio de Gandhi parecería imposible, pero tal vez él sería el primero en oponerse al pesimismo, convencido como estaba de que “la No Violencia es la mayor fuerza a disposición de la humanidad”.