La vida después de graduarse

La vida después de graduarseGraduarse sin un empleo asegurado es una realidad para muchos jóvenes mexicanos. Cortesía

Graduarse sin un empleo asegurado es una realidad para muchos jóvenes mexicanos. Según el informe Juventud en cambio: Desafíos y oportunidades en el mercado laboral de América Latina y el Caribe, de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), esta población enfrenta mayores tasas de desocupación, bajos salarios y empleos que no corresponden a su formación.

Alejandra Martínez, encargada de estudios del mercado laboral en Computrabajo, señala en entrevista que cerca del 40 % de los jóvenes entre los 20 y los 29 años, con estudios universitarios consolidados, no trabaja en ocupaciones acordes a su nivel educativo. A ello se suma que el desempleo juvenil es uno de los más altos y, en ocasiones, supera el doble de la cifra general.

Las cifras lo confirman. En el primer trimestre de 2025, la tasa de desocupación para jóvenes de 19 a 29 años fue de 4.7 %, frente al promedio nacional de 2.5 %, revela la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

La presión e incertidumbre tras egresar

Además de los desafíos laborales, los recién graduados suelen experimentar presiones por cumplir con las expectativas por egresar, conseguir empleo y abandonar el entorno familiar en determinado tiempo.

Esto, junto con la falta de comprensión familiar ante las nuevas dinámicas laborales, pueden generar estrés, ansiedad, y en casos más graves, depresión, advierte Angélica Juárez, coordinadora del área de Psicología Clínica y de la Salud en la Facultad de Psicología de la UNAM.

Pero la presión no llega sola. Muchos jóvenes también experimentan un sentimiento de incertidumbre sobre qué rumbo tomar. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el 39 % de los estudiantes no saben qué trabajo ejercerán en el futuro, según el informe El Estado de la Preparación Profesional Global de los Adolescentes. De este modo, la falta de claridad impacta en su motivación y en sus perspectivas laborales futuras.

Ante este panorama, expertos coinciden en que es crucial informarse, mantenerse activos y explorar alternativas posibles. Martínez calcula que los egresados enfrentan un periodo de tres a 12 meses para conseguir su primer empleo formal; por eso, usar ese tiempo de forma estratégica para fortalecer el perfil profesional puede marcar la diferencia.

Qué hacer mientras encuentran oportunidad laboral

Aunque no se acceda a un empleo o práctica profesional al graduarse, hay opciones para seguir con el desarrollo profesional y personal. Las alternativas pueden ayudarles a ganar experiencia, ampliar su red de contactos y mantener un perfil activo mientras se concreta una oferta laboral formal.

Alejandra Martínez, de Computrabajo, considera que el punto de partida está en el autoconocimiento. La clave es identificar qué los motiva, hacia dónde se quieren dirigir y, por supuesto, dónde se ven en los próximos años.

Cuestionar sus propios intereses, habilidades y metas resulta de gran ayuda y sirve como guía para tomar decisiones más informadas y alineadas con sus objetivos personales.

A ello se agrega la relevancia de mantener la voluntad de aprender otras cosas, pues la formación no acaba con la graduación. Tomar cursos, diplomados o certificaciones complementarias pueden expandir sus posibilidades laborales.

Francisco Alejandro Enríquez Torres, director de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad La Salle, sugiere enfocarse en habilidades aplicables en el campo laboral. Incluidas las herramientas digitales y tecnológicas como la inteligencia artificial.

El estudio de un idioma está incluido en esa formación continua. Martínez, de Computrabajo, enfatiza que el dominio del inglés ya es considerado como un requisito básico. Así, la internacionalización también es una alternativa a considerar: desde aprender otra lengua, intercambios académicos hasta certificaciones de instituciones extranjeras.

Para reforzar la experiencia profesional hay opciones accesibles como voluntariados en organizaciones sociales, colaborar en proyectos e iniciativas comunitarias, así como realizar algún emprendimiento pequeño. Participar en ellas permite a los egresados obtener experiencia, ampliar su red de contactos y mostrar compromiso, señala Efrén González, coordinador de Estrategias de Empleabilidad en la Universidad Iberoamericana.

Otra vía que recomienda González es el trabajo independiente o llevar a cabo un emprendimiento pequeño.

Añade que la mentalidad emprendedora es una herramienta que puede potenciar la resiliencia, la creatividad, así como el planteamiento y la resolución de problemas.

También es importante ampliar la perspectiva sobre el tipo de empresa en la que se busca trabajar.

Contar con una guía profesional también puede facilitar la toma de decisiones. Angélica Juárez aconseja buscar un mentor a través de los programas de tutoría disponibles en las universidades.

A través del apoyo de su alma mater, los jóvenes pueden vincularse con egresados y expertos en el campo de su interés, quienes les pueden proporcionar orientación personalizada, ampliar su red de contactos y ofrecer ayuda para potenciar las oportunidades laborales.

Durante todo el proceso, mantenerse informado es fundamental. Juárez Loya sugiere identificar las áreas de oportunidad a desarrollar y mantenerse informados sobre el estado del mercado laboral. Específicamente, invita a revisar qué ofertas existen y qué requisitos solicitan en las vacantes a las cuales se aspira aplicar.

Aprovechar el momento

Egresar sin un empleo formal puede sentirse como un momento de inestabilidad e incertidumbre. Sin embargo, los especialistas coinciden en que también puede ser una etapa significativa para crecer, fortalecer habilidades y redirigir los esfuerzos hacia mejores oportunidades.

Mantenerse activos, informarse, conectar con redes y ser flexibles son acciones fundamentales durante esta transición. Angélica Juárez, de la UNAM, llama a los recién egresados a ser amables consigo mismos y a recordar que cada trayectoria es única. Pide no compararse con los demás, especialmente en redes sociales, pues “es probable que no estemos viendo todo el contexto detrás.

“El primer punto es que los jóvenes también entiendan que se trata de un proceso. No perder la motivación implica reconocer que toda actividad humana en la que nos queremos especializar requiere perseverancia, flexibilidad y adaptarnos a situaciones imprevistas”, concluye Juárez.