El expresidente francés, Nicolas Sarkozy, fue condenado este lunes a tres años de prisión, uno de ellos en firme, por corrupción.

El caso se basa en unas conversaciones telefónicas entre Sarkozy, de 66 años, y su abogado Thierry Herzog, en las que ambos supuestamente hablaban de cómo habían ofrecido al magistrado Hilbert Azibert un puesto en el Consejo de Estado de Mónaco a cambio de ayuda en otra investigación judicial contra el expresidente.

El exmandatario buscaba obtener informaciones cubiertas por el secreto profesional, e influir en las diligencias abiertas ante la alta jurisdicción relacionada con el llamado caso Bettencourt, y en el que Sarkozy estaba acusado de haber recibido fondos de la multimillonaria Liliane Bettencourt (del grupo cosmético L’Oreal) para la financiación irregular de su campaña presidencial de 2007. 

En el marco de las pesquisas contra Sarkozy por el caso Bettencourt, los jueces descubrieron la existencia de una línea telefónica oficiosa entre el expresidente y Herzog, abierta a nombre de “Paul Bismuth”, el nombre de un viejo conocido de secundaria del abogado.

“Lo ayudaré, lo haré ascender”, dijo el expresidente en una de las conversaciones de las que se han divulgado algunos fragmentos. Azibert, al final, no obtuvo el puesto que deseaba.

El tribunal dio por válidas las conversaciones y señaló que los tres implicados eran conscientes de que estaban violando la ley.

El tribunal de París también condenó a la misma pena al exmagistrado Azibert y a Herzog. Los jueces dictaminaron que hubo un “pacto de corrupción” entre Sarkozy, Herzog y Azibert.