Se ha visto un incremento notable de acciones para detener a los migrantes indocumentados en Los Ángeles y otras partes de Estados Unidos en los últimos días, pero esto apenas empieza. Lo que viene va a ser mucho más caótico y complejo.
En sus primeros meses de gestión, la administración de Donald Trump no había logrado los números de detenciones que quería por la vía tradicional de identificar a personas que son sujetos a deportación y aprenderlos uno por uno, generalmente en sus casas, un proceso que toma mucho tiempo.
Por lo tanto, decidió dar un giro y empezar a hacer redadas en lugares de trabajo, lo cual permite aprender mayores números de personas en cada acción.
En general, las detenciones han sido de una decena hasta 100 personas, más que las detenciones individuales, pero tampoco números masivos comparado al universo total de inmigrantes indocumentados, que probablemente supera 14 millones en Estados Unidos. Pero las redadas son masivas e impredecibles y así infunden un temor mayor que las detenciones individuales.
Poco después de las redadas en Los Angeles, Trump pidió a las autoridades migratorias que no hicieran redadas en restaurantes, hoteles ni granjas, lo cual protege, por lo menos parcialmente, a algunos de los sectores claves de la economía donde hay muchos migrantes indocumentados.
La presión de los empresarios, sobre todo en el sector agrícola, se hizo sentir y tuvieron efecto en una administración que depende del voto rural. Así se abre un control parcial a las acciones de control migratorio.
Pero vienen dos cambios muy significativos que van a incrementar el número de detenidos, y luego deportados. El primero, que ya se está notando, es el acceso que ahora tienen las agencias migratorias a bases de datos de otras agencias gubernamentales, lo cual les permite identificar a personas que no tienen documentos (o tienen documentos falsos) y buscarlos.
El otro cambio es la cantidad de recursos que viene en la ley fiscal que está en debate en el Congreso y que podría duplicar o triplicar (o más) los fondos que tienen las agencias migratorias para sus funciones.
Esto permite que las agencias (y sobre todo ICE, que se encarga del control migratorio interno) contraten a personas que hacen muchas de las tareas de investigación que ahora tienen que hacer los agentes migratorios, y les permite a los agentes dedicarse sólo a la tarea de aprender a los que ya están identificados.
Con estos dos cambios, el paso de detenciones, y después de deportaciones, va a aumentar notablemente hacia finales de este año y principios del año que entra.
Pero aquí hay una incógnita. La decisión de Trump de no seguir con detenciones en ciertos establecimientos que son sensibles para la economía muestra que la comunidad empresarial también tiene peso en esta administración y que está siendo afectada directamente por las redadas.
Si bien la administración tendrá una maquinaria de deportación cada vez más fuerte, también va a topar con realidades económicas y políticas con el efecto que tiene esta maquinaria en la sociedad estadounidense.
Y las encuestas empiezan a mostrar que el tema de las detenciones migratorias ya no es tan favorable hacia Trump, ya que la percepción es que no están buscando a criminales sino a trabajadores.
Así que habrá mucho más capacidad logística para deportar a los indocumentados en el futuro, pero quizás mucho menos espacio político.