Mónica Peyro Navarrete, la madre duranguense de dos hijas que presuntamente fueron abusadas por el padre, teme ser encarcelada luego de que se le interpuso una denuncia por violencia familiar, a la que tendrá que responder el próximo 26 de abril. Su caso, ha denunciado, evidencia la protección y favoritismo de las autoridades estatales hacia el agresor de sus hijas.

La historia de Mónica se conoce desde 2020, cuando emprendió una lucha para obtener justicia por las agresiones sexuales documentadas que sufrieron sus hijas, actualmente de siete y cinco años de edad.

Actualmente, la denuncia por violación que interpuso ante el padre de sus hijas se encuentra en fase de amparo, esto ante la decisión de una ministerio público de sobreseer el asunto sin que corriera la investigación y de la decisión del juez de Control, Tomás Triana Nájera, de decidir en audiencia que la doctora legista se equivocó y que los actos de molestia que señalaban las niñas, fueron “actos de cuidado por parte de su agresor”, cuando el informe médico inicial indicaba que una de las niñas había sido violada y que las menores señalaban al padre como el agresor.

Mónica comentó que tiene su fe puesta en los jueces de Distrito debido al amparo promovido, pero mientras tanto tiene que librar otra batalla: la denuncia interpuesta no sólo contra ella, sino también contra su hermano y su padre por el delito de violencia familiar.

La señora Peyro Navarrete está convencida de que la denuncia fue a raíz de que alzó la voz frente a diputados y diputadas del Congreso local.

Para la señora Peyro, la denuncia es una represalia por haber alzado la voz y la consideró como un acto de intimidación y violencia en contra de su familia.