México se consolidó en 2020 como el puente de paso a Estados Unidos de miles de migrantes ecuatorianos que viajan en avión desde Ecuador y, eximidos de visa, ingresan legalmente a territorio mexicano y prosiguen hacia la frontera con suelo estadounidense para entrar por vías irregulares -por tierra- hacia los estados limítrofes de California, Arizona, Nuevo México o Texas.

El Gobierno de Ecuador reveló que, de enero a octubre de 2020, EUA deportó a unos dos mil 200 ecuatorianos a su país por permanencia ilegal, mientras que el número de repatriaciones de 2019 llegó a 933.

El vicecanciller ecuatoriano de Movilidad Humana, Carlos Velástegui, negó que existe más migración a EUA y atribuyó las expulsiones a que el “control en EUA es mucho más rígido”.

La cifra, sin embargo, contrastó con un dato que 1800 Migrante, organización no estatal de asesoría migratoria de Ecuador, Nueva York y España, suministró para evidenciar el ingreso ilegal a EUA: más de 31 mil ecuatorianos siguen sin retornar a su tierra natal de su viaje de “vacaciones” a México.

Tras destacar que el viaje irregular a EUA se abarata por México, 1800 Migrante planteó que, en su travesía mexicana, los ecuatorianos son atrapados por el crimen organizado y sufren secuestro, tortura, extorsión y violaciones sexuales, en un panorama de narcotráfico, desaparición forzada y otros fenómenos.

Decididos a enfrentar cualquier riesgo para cruzar el límite mexicano-estadounidense, los ecuatorianos se insertaron en redes de “coyotes” o traficantes de seres humanos y, tras ser reclutados por esas cadenas, pagaron 15 mil dólares para viajar a México con recorridos terrestres.

“Estamos ante un tsunami migratorio de ecuatorianos que quieren escapar de la pobreza”, finalizó William Murillo, vocero y cofundador de 1800 Migrante.