México y su poderosa presidenta

Démosle su peso justo, no más, pero tampoco menos. Sí importa que una revista como Forbes, dedicada a los negocios y las finanzas desde hace más de un siglo, señale a la presidenta Claudia Sheinbaum como la cuarta mujer más poderosa a nivel mundial, el reconocimiento viene a cuenta tan solo a cuatro meses de las elecciones y a poco más de dos meses de asumir el cargo. Importa e importa mucho este reconocimiento.

Con casi 35,5 millones de votos, y cerca del 60 % de los electores mexicanos, Sheinbaum Pardo es la titular del Ejecutivo federal más votada en México, la primera mujer en este cargo tras 200 años de Independencia en ocupar la silla en la que 65 hombres antes se habían sentado; por estos hechos ya está haciendo historia, es innegable, pero hay más detrás de estos “detalles”.

El triunfo de Sheinbaum Pardo no puede entenderse sin la historia política y social de México, un régimen al que se le fue obligando a ser cada vez más democrático, a la par de un reconocimiento cada vez más robusto de los derechos humanos, estos dos, son elementos que sin duda contribuyeron a que esto sucediera.

La equidad de género, empujada desde la sociedad, desde las personas que no estaban en las esferas públicas, fue determinante para que el país avanzara en la dirección correcta.

Las y los mexicanos tienen hoy una mujer presidenta y además de izquierda, porque ya se superó primero un régimen de un partido que perduró 70 años, se probó a la derecha no una, dos veces, se regresó al pasado una vez más con un sexenio más del PRI, y por fin se le dió la oportunidad a la izquierda con el régimen del presidente López Obrador. Así se llega a la primera mujer presidenta, quien, en tan solo dos meses de poder, ya se le ve como una mujer poderosa en el mundo.

Sheinbaum Pardo ocupa el cuarto puesto de las 100 mujeres más influyentes del 2024 (Power Woman), solo fue superada por Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea; Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, y Giorgia Meloni, primera ministra de Italia.

Cabeza de la duodécima economía más grande del mundo, la presidenta de México se posiciona primero con hechos. Aquel ya icónico “llegamos todas” se consolida a través de realidades, de acciones que han ayudado a poner el piso parejo a las mujeres, ahí están las reformas para coadyuvar a “legalizar” la igualdad sustantiva, el apoyo a las mujeres en programas sociales y más. Esta es una mujer poderosa.

Cambiar el lenguaje, adaptarlo a los cambios del mundo, el autonombrarse como presidenta y pedir que así se le llame, es parte del poder al que se hace referencia y para, entre otras muchas cosas, sirve.

El ideario que tiene la presidenta Sheinbaum (justicia social, perspectiva de género, entre otras) tiene al poder como la mejor herramienta para colaborar y transformar, porque sus estrategias serán nuevas oportunidades y aperturas en la práctica integral de la política.

Definir, analizar y construir poder es una parte vital y continúa de la incidencia centrada en la ciudadanía, y si ese poder se centra en dar seguimiento a ese empoderamiento de más mujeres, el llegamos todas, se vuelve una política.