¿Cómo logra un ministro de Economía/candidato de un país con una inflación de 148 % anual y representando a un gobierno rechazado ganar una elección presidencial?
La respuesta la tiene Sergio Massa, quien la noche del domingo dio la sorpresa y quedó en primer lugar en las elecciones en Argentina, aunque no le bastó para evitar una segunda vuelta, el próximo 19 de noviembre, con el ultraderechista Javier Milei.
Los expertos lo llaman la estrategia del miedo. Un miedo que funcionó por dos vías distintas. Por un lado el temor que inspiró el propio Milei con sus propuestas, de dolarizar la economía a liquidar el Banco Central, pasando por liberalizar la compra de armas y hasta la propuesta para que los hombres puedan “renunciar a la paternidad” si no querían tener hijos.
Ese tipo de iniciativas generaron miedo en un sector de la población que consideró las consecuencias que tendría un gobierno así y decidió salir a votar por el candidato que consideró tenía más posibilidades de derrotar a Milei: Sergio Massa.
A este miedo se sumó otro, u otros, infundidos desde la propia campaña de Massa. Su partido, Unión por la Patria, sembró la idea de que la agrupación de Milei, La Libertad Avanza, “viene por todo, viene por tus derechos”.
De acuerdo con el diario argentino La Nación, con esas herramientas en mano y datos concretos, Massa empezó a trabajar sobre la suma de los miedos de su electorado. En el país hay 18.7 millones de personas que reciben dinero del Estado, entre jubilados, pensionados, beneficiarios de planes sociales, pensiones graciables, y dentro de ese universo se encuadran unos 3.8 millones de empleados públicos.