Decenas de migrantes detenidos en el recién inaugurado centro de detención Alligator Alcatraz, en pleno corazón de los Everglades de Florida, denunciaron en los últimos días las condiciones infrahumanas que soportan en las carpas improvisadas, con un calor y humedad asfixiantes, escasez de agua, comida en mal estado e insectos gigantes.
Las declaraciones de testigos, detenidos y sus familiares y abogados contradicen las afirmaciones oficiales de que el lugar “cumple con todos los estándares requeridos”.
Vladimir Miranda, un migrante cubano con permiso de permanencia temporal en Estados Unidos, fue arrestado en su lugar de trabajo en Orlando tras una audiencia de inmigración. Su pareja, Eveling Ortiz, aseguró al canal NBC 6 que “no ha podido bañarse, no puede usar bien el baño y no tiene acceso a abogado”.
Leamsy “La Figura” Izquierdo, artista urbano cubano arrestado la semana pasada en Miami, denunció que no ha podido bañarse en cuatro días y que las luces están encendidas permanentemente.
En declaraciones a CBS News, dijo que “solo te dan comida una vez al día, comida que incluso tiene gusanos. Los mosquitos son del tamaño de elefantes”.
En declaraciones a CNN, la esposa de un migrante guatemalteco detenido denunció que su esposo “no ha tenido acceso a un abogado, está rodeado de mosquitos y sin comida suficiente. Cuando hablamos, solo me repite que la situación es muy mala”.
Abogados de detenidos describen el trato recibido como el de “ratas en un experimento”. Denuncian comida podrida, baños desbordados de excrementos, mosquitos constantes y condiciones que vulneran derechos básicos, incluyendo el derecho a la religión, tras la supuesta confiscación de biblias.
La organización World Relief también alertó que se les prohíbe orar y practicar su fe dentro de la instalación.