La vida de las mujeres no puede seguir esperando por falta de presupuesto, voluntad política ni sensibilidad institucional, mientras más de 10 mujeres son asesinadas cada día en el país, señaló la Red Nacional de Refugios (RNR).
A través de un comunicado, la ONG expuso que hasta el momento no se ha publicado la segunda convocatoria del Programa Federal de Refugios, dejando afuera a diversos espacios de protección y, por lo tanto, debilitando la capacidad de respuesta ante las violencias machistas.
Precisó que el Estado mexicano acumula 90 recomendaciones emitidas por el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (Cedaw), que evidencian la persistencia de las violencias contra mujeres, niñas y niños, así como la falta de acciones transversales y estructurales con perspectiva de género.
Indicó que durante el primer semestre de 2025, los espacios de protección y atención de la RNR (Refugios, Centros de Atención, línea telefónica y redes sociales) acompañaron integral y gratuitamente a siete mil 399 mujeres, niñas y niños sobrevivientes de violencias.
De las mujeres atendidas, el 76 % vivió violencia familiar, y en el 87 % de los casos sus hijas e hijos también fueron víctimas del mismo agresor.
El 16 % de las mujeres vivió violencia física, el 29 % psicológica y el 4.5 % sexual.
En cuanto a los agresores, dijo que el 66.6 % eran sus parejas o exparejas, el 21 % de los agresores tiene vínculos militares o políticos, el 40.5 % utiliza armas de fuego y el 38 % tenía antecedentes penales.
En este sentido, explicó que estos datos reflejan un patrón de impunidad y violencia patriarcal sistemática, que no es individual ni excepcional, sino que responde a estructuras que normalizan la dominación sobre los cuerpos y vidas de las mujeres.
Dijo que en este contexto, las niñas y los niños siguen invisibilizados: el 44.8 % no pudo ingresar a los refugios con sus madres debido a violencia vicaria y por omisiones gubernamentales que les arrebatan el derecho a vivir protegidas y protegidos, quedando expuestas a convivir con sus agresores.