Nadie acepta ser manipulado cuando llega al poder

Durante su conferencia matutina en Palacio Nacional, el presidente Andrés Manuel López Obrador sostuvo que en materia política “no hay títeres con poder; cuando llega a un cargo público nadie acepta ser manipulado. Se dan casos de manera esporádica”.

Sin pretender involucrarse en la etapa final de las precampañas presidenciales, López Obrador evadió las preguntas acerca de las aseveraciones de la aspirante opositora, Xóchitl Gálvez, relacionadas con que la precandidata de Morena, Claudia Sheinbaum, deba pedir permiso para debatir con sus adversarios.

Tras rechazar ese supuesto, el ejecutivo Federal ratificó su determinación de retirarse de la política en cuanto concluya el sexenio: “yo me jubilo; no quiero ser jefe máximo, ni líder moral, ni caudillo, mucho menos cacique. Yo ya termino mi ciclo”. También apeló a la historia para eludir entrometerse en las precampañas, que ya llegan a su fin.

Señaló que muy esporádicamente en la historia política del país se han dado casos de que quien ejerce el poder en turno pretenda manipular a otros políticos para prolongar su mandato.

En contraste, el jefe del Ejecutivo expuso casos donde se frustró este tipo de acciones, como la pretensión de Álvaro Obregón de volver al poder; Plutarco Elías Calles en su momento e incluso Luis Echeverría Álvarez, durante el gobierno de José López Portillo.

Las pretensiones de prorrogar su influencia terminaron en las Islas Fiji, adonde fue enviado como embajador, finalizó.