Al rendir su último informe que pone fin a una etapa del Poder Judicial, la primera mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Lucía Piña Hernández, afirmó que pese al asedio, las calumnias, la desinformación y a la agresión el máximo tribunal del país sostuvo con firmeza los pilares de la Constitución.
En una desangelada sesión solemne, Piña Hernández dejó en claro que no respondieron con estridencias, sino con sentencias y nunca apelaron a la confrontación sino a la razón, al diálogo y al derecho.
“Durante los últimos dos años y medio la Judicatura siguió trabajando sin descanso en un marco de condiciones de adversidad sin precedentes bajo el asedio. A pesar de las calumnias, la desinformación y a la agresión sostuvimos con firmeza los pilares de la Constitución.
No respondimos con estridencias, respondimos con sentencias. No apelamos nunca a la confrontación, apelamos la razón al diálogo, y al derecho que es la manera que las sociedades han desarrollado para resolver sus problemas y diferencias: con justicia, respeto y objetividad”, indicó.
Piña Hernández aseguró que en cada asunto, grande o pequeño, “honramos el juramento de impartir justicia, conscientes de que la independencia judicial no se ostenta, se ejerce y la narrativa en contra es objeto de prueba”.
“Ministras del pueblo” desairan informe
Las ministras Lenia Batres Guadarrama y Yasmín Esquivel Mosa no asistieron a la sesión solemne.
Ambas ministras estaban convocadas para presenciar el informe de gestión de la presidenta del Alto Tribunal y el de los presidentes de la Primera Sala, Loreta Ortiz Ahlf; Segunda Sala, Javier Laynez Potisek. Sin embargo, “le hicieron el feo”. Tampoco asistió el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena.
Asistieron los ministros en retiro Eduardo Medina Mora, Luis María Aguilar Morales, Guillermo Ortiz Mayagoita, Margarita Luna Ramos, entre otros funcionarios.
La presidenta de la Primera Sala de la Corte, Loreta Ortiz Ahlf, rindió su informe en el que afirmó que se cierra una etapa en la justicia en México, pero, dijo, ha llegado la hora de empezar a saldar las deudas históricas que no sólo persisten, sino que han cobrado altos intereses”.
“No esperamos a que la historia nos juzgue, la historia se escribe con cada decisión que tomamos aquí y ahora, y su verdadero éxito no estará en los libros del mañana sino en la vida de quienes hoy encuentran en esta Corte la certeza de que su voz al fin es escuchada”.