Se viven tiempos de transformación profunda. No solo en México, sino en todo el mundo, las formas de gobernar, de ejercer el poder y de participar en lo público están cambiando.
Lo que ayer parecÃa inamovible, hoy se reforma. Lo que durante décadas fue privilegio de unos cuantos, ahora comienza a abrirse al escrutinio y la decisión ciudadana. Son nuevas reglas para un mundo que ya no es el mismo.
La justicia, como una de las instituciones más estructuradas del Estado, no ha quedado al margen del cambio. Este 1 de junio, México celebró elecciones sin precedentes: por primera vez, la ciudadanÃa eligió mediante el voto directo a 2 mil 681 personas para ocupar cargos en el Poder Judicial, tanto a nivel federal como local.
Más de 13 millones de mexicanas y mexicanos participaron en este ejercicio histórico, con lo cual se puede ver cómo la justicia comienza a transitar hacia una forma más abierta, diferente.
Por supuesto, hay desafÃos y no son menores. Hubo inquietudes legÃtimas sobre la preparación de las candidaturas, la complejidad del voto y la falta de información previa.
La presidenta Claudia Sheinbaum ya lo ha planteado con toda claridad: esta reforma no solo responde a una lógica institucional, sino a una exigencia social para terminar con el nepotismo, la corrupción y los privilegios que han marcado a amplios sectores del sistema judicial.
Pero que haya nuevas reglas no significa que todo esté resuelto. Como en cualquier proceso de transición, los riesgos están presentes: capturas de poder, fragilidad institucional, polarización.
Lo crucial es cómo se responde como sociedad. ¿Nos replegamos al cinismo o nos organizamos para vigilar, evaluar y exigir mejores prácticas? ¿Nos instalamos en la nostalgia por lo que fue o apostamos por lo que puede llegar a ser?
Los tiempos cambian, y con ellos, las formas de concebir el poder. Esta elección judicial no es una anomalÃa: es parte de una tendencia global hacia la exigencia de rendición de cuentas en todos los ámbitos del Estado.
México ha dado un paso audaz. Y aunque todavÃa falta mucho camino por recorrer, es tiempo de aprender a caminar con otras reglas, con otras brújulas, con otra conciencia.
Porque cuando la historia pone frente a nuevas reglas, no se trata de añorar lo que fue, sino de estar a la altura de lo que puede ser. Solo asÃ, entendiendo el cambio como oportunidad, es que se podrá construir sistemas de salud, educación, desarrollo y justicia más dignos, más transparentes y verdaderamente comprometidos con el pueblo.
Habrá quienes ven esta elección como un fracaso para este gobierno. Pero por mucha resistencia que haya, es vinculante y pronto se tendrá un nuevo Poder Judicial con nuevas reglas y mejores servidores públicos.