La Iglesia católica lamenta los estragos de la guerra “cruel” y señala frente al conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, que la paz no se genera con el derramamiento de sangre, sino en el corazón de los individuos.

Refieren que la consagración a la Virgen María que hizo el papa Francisco de Rusia y Ucrania no fue un acto de magia –como el mismo santo padre lo expresó– sino un acto espiritual para tocar a la puerta del Inmaculado Corazón de María y pedirle que, en este momento de tribulación, “nos lleve a su hijo, al príncipe de la paz, para que devuelva a la humanidad este precioso don”.

En la editorial Desde la fe señalan que “en las últimas semanas, el mundo ha visto con horror los estragos de una guerra cruel e insensata, que ha dejado incontables daños materiales e irreparables pérdidas humanas, con el riesgo de alcanzar una dimensión global”.

Por ello destacan que “si queremos que el mundo cambie, primero debe cambiar nuestro corazón, ante lo cual, la Iglesia católica ha insistido en reiteradas ocasiones que el camino por donde se puede comenzar es que, precisamente, el camino que lleva a la paz pasa por la familia”.

Mencionan que aun cuando la humanidad ha sufrido incontables guerras, “no nos ha quedado claro que la paz no se genera con el derramamiento de sangre, sino en el corazón de los individuos”.

Aseguran que tan evidente es que no ha quedado claro, que los gobiernos siguen hablando de paz pero con sus acciones de impunidad, de corrupción y de posturas ideológicas que alimentan la destrucción silenciosa de las familias y de sus miembros, “cuyas consecuencias las sufrimos todos los días en la atroz violencia que lacera a la sociedad”.