En abril de 2020, con el primer confinamiento por la pandemia de covid-19, las familias con unos 100 pesos compraron en la tienda de la esquina un kilo de arroz, un kilo de frijol, medio kilo de pollo y una bolsa de sopa de pasta.

Un año después, con el incremento de precios, los mismos hogares tuvieron que adquirir los mismos alimentos con 115 pesos, lo que obligó a cambiar la dieta, un producto por otro… más accesible.

Por ejemplo, para las familias que viven al día y que tienen menos ingresos que el año pasado, es más caro comprar un kilo de arroz que una sopa de pasta, o si antes comían carne dos o tres veces a la semana, ahora lo hacen sólo una vez, explicó el presidente de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), Cuauhtémoc Rivera.

Expuso que de abril de 2020 al mismo mes de 2021 hubo inflación en los alimentos, a lo que se le suma la pérdida de empleo y la disminución de ingresos de las familias, lo que en conjunto llevó a que muchas familias se quedaran con hambre.