Por el rebrote, volveríamos al semáforo rojo y al encierro

“Repunte, rebrote, reemergencia, recuperación de la transmisión de Covid-19”, alertó el doctor Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud. El hecho es que ya tenemos señales “tempranas” de un rebrote de la pandemia. Desde la primera semana de octubre hubo un cambio de trayectoria en la curva epidémica. En lugar de bajar o permanecer estable, comenzó a subir.

El lunes, el doctor José Luis Alomía, director general de Epidemiología, dijo que en los últimos días varios estados del país estaban teniendo un incremento importante de casos, que en algunas entidades ya son signos claros de rebrote en relación con el comportamiento de las semanas previas. Fue el aumento de la ocupación hospitalaria y de los contagios lo que puso en guardia a los médicos. En estados como Chihuahua (que ya regresó al semáforo rojo), Durango, Nuevo León, Nayarit, Aguascalientes, Querétaro y Zacatecas la situación se ha agravado. Pero se habla de que otros se acercan a la mismas circunstancias.

Antes, parecía que ya la estábamos librando. Pero entre el espejismo del control de la pandemia y el hartazgo por el encierro y los graves daños económicos, cambiaron los semáforos epidemiológicos y todos comenzamos a salir y cada vez más frecuentemente. Se notó inmediatamente en las calles. De estar semidesiertas paulatinamente volvieron a poblarse. Lo veo todos los días camino a la oficina. No entendimos que necesitábamos cambiar nuestras rutinas. Volvimos al trabajo presencial, regresaron las aglomeraciones en el transporte, el tráfico, algunos eventos públicos, la actividad comercial, las reuniones familares, las fiestas, las bodas, los bautizos. Bares, que debían dar servicio de restaurante, se saltaron las trancas y organizaron pachangas en sus terrazas o interiores. (Basta ver las crónicas en los suplementos sociales, en Facebook, Instagram y Twitter).

No nos cayó el veinte. No quisimos entender que el coronavirus es mortal. Al paso que vamos, para diciembre podríamos estar lamentando más de cien mil muertos en México y mucho más de un millón de contagios acumulados.

Ya comenzaron a abrir algunos estadios de futbol y los eventos anuales de las tiendas departamentales. El Buen Fin durará doce días y no cuatro. Los panteones estarán cerrados el Día de Muertos, no habrá celebración el 12 de diciembre por la Virgen pero todavía nos falta saltar el “puente Guadalupe-Reyes”, las Posadas, Nochebuena, Navidad y Año Nuevo. Y el 5 de enero, la Rosca de Reyes.

Que no nos gane el exceso de confianza. Tenemos que acostumbrarnos a vivir con esta enfermedad. Todavía no hay vacuna. Y cuando la haya aún faltará conocer sus efectos secundarios. Mientras, no nos queda más que cuidarnos, usar cubrebocas, lentes o careta, lavarnos las manos y usar gel antibacerial. Ya sabemos lo que tenemos que hacer.

Las enfermedades nunca terminan. Llamó mi atención que en México hay actualmente 90 casos de lepra, en 17 estados del país. Se estima que la lepra afecta a la humanidad desde hace cuatro mil años. Es un padecimiento contagioso causado por una bacteria que daña la piel. Afortunadamente ya no provoca laceraciones severas, como sucedía hace tiempo. Así que si en nuestros días todavía padecemos enfermedades que nos parecían bíblicas, mejor nos armamos de paciencia y nos cuidamos. Porque el Covid-19 no pasará pronto. Avisados.