Por qué no es bueno que la primavera se adelante
Los escenarios son poco optimistas ante los nuevos ritos que esta primavera nos prepara. Cortesía

La primavera se adelanta gradualmente. Las fechas de floración, de las jacarandas por ejemplo, llegan un mes antes si se comparan con las de hace un siglo. Se calcula que, por cada 10 años, la primavera se adelanta entre dos y tres días.

Tal como los humanos visten menos capas de ropa ante el calor, los pigmentos en las células de las plantas sufren una transformación que forman parte de los procesos de floración anticipados, como producto directo de los cambios de temperatura.

La primavera está en el aire, ¿pero basta simplemente regocijarse por ver el florecimiento temprano de algunas especies?

La respuesta rápida probablemente sería sí. Ver el suelo tapizado de jacarandas en flor en la Ciudad de México podría considerarse como un regalo anticipado, pero la ciencia ofrece cada vez respuestas más puntuales (y menos optimistas) sobre este tipo de fenómenos.

Uno de los estudios más ambiciosos para entender este impacto es producto del Centro de Ecología e Higrología del Reino Unido, que coordinó un equipo en 21 países analizando bases de datos desde 1971.

Así se examinó el comportamiento de 561 especies de plantas y animales, ligado por primera vez al cambio climático y su impacto en el adelanto de la primavera.

Reino Unido tiene bases de datos de observaciones científicas que superan los dos últimos siglos, como la base datos del Woodland Trust, que posee mediciones realizadas puntualmente por sus miembros por diferentes etapas de la historia de ese país.

Sus integrantes señalan que se necesitarían bases de datos igual de generosas en distintas geografías para afianzar las observaciones ligadas a estos cambios prematuros de estaciones bajo la influencia del cambio climático.

Se considera que un comienzo temprano en la primavera ayuda a las plantas a acceder a recursos y obtener crecimiento y ventajas competitivas, sobre todo especies de sucesión temprana, exóticas e invasoras que generalmente comienzan a crecer a inicios de la primavera, proliferando y ocasionando cambios indeseables en los ecosistemas.

Los cambios de luz y temperatura son básicos para empezar a gestar los cambios. La mayoría de las plantas utiliza un pigmento llamado fitocromo para detectar cambios en la luz.

En respuesta al aumento de la temperatura, las transformaciones independientes en la fenología de las plantas invasoras, y sus herbívoros, sugieren que el cambio climático influirá en las invasiones biológicas que ya se empiezan a gestar.

Luz y temperatura

El impacto de estos cambios afecta a todo el ecosistema, pues los insectos llegan más tarde, mientras que a las aves les sucede algo similar al buscar insectos para alimentarse. Esto influye en sus hábitos de reproducción, y a mediano y largo plazo: en la supervivencia de las especies.

La fenología estudia los fenómenos biológicos en relación con el clima, particularmente en los cambios estacionales.

Todos estamos familiarizados con este tipo de ciclos donde está inscrita la cronología de nuestra propia vida: algunas especies de flores y las aves migratorias aparecen en primavera, pero ahora su aparición sorpresiva limita los días de invierno desde México hasta Japón, donde las floraciones de los cerezos tapizan anticipadamente los jardines urbanos.

La emisión de gases efecto invernadero a la atmósfera desde la era industrial altera gradualmente las estaciones y el equilibrio ecológico de plantas y animales.

Las mejores épocas para plantar y cosechar cultivos alimentarios también se mueven cuando intempestivamente las hojas que caen y horas de luz más cortas, que indican el otoño, aparecen, nuevamente, sin previo aviso.

Las migraciones y la polinización son algunos de los eventos biológicos que se ven trastornados con los desajustes de temporadas, poniendo en riesgo la biodiversidad.

Cambio de hábitos

Si bien los cambios en las horas de luz siguen un ciclo predecible porque el eje de la Tierra está inclinado, cada año el invierno no parece durar tanto porque las temperaturas son más altas.

Las observaciones fenológicas no se esconden: algunas plantas están floreciendo antes, los cultivos están madurando previamente y los pescadores están capturando especies de aguas más cálidas que nunca antes habían visto.

Estos y otros cambios en las plantas y los animales son atributos del cambio climático: las especies se están moviendo o muriendo porque tienen que encontrar un nuevo lugar en sus ciclos de supervivencia y no todas las especies se adaptan favorablemente.

Las olas de calor asociadas con el calentamiento climático ya han provocado disminuciones catastróficas de algunas especies y la reorganización de comunidades biológicas en ciertos lugares, en parte también porque una menor cantidad de vapor de agua en el aire interfiere con la fotosíntesis.

Los mamíferos tienden a buscar refugios menos cálidos, propiciando el intercambio de virus que pueden llegar a saltar a los humanos, mientras se ha demostrado que una respuesta diferencial al calentamiento entre la emergencia de presas y la demanda de depredadores impacta significativamente diferentes niveles tróficos en la misma comunidad biológica.