El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, quien fuera una de las personas más cercanas al excandidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, externó que Mario Aburto debe cumplir su condena.

A casi 30 años del magnicidio ocurrido en Lomas Taurinas, Tijuana, Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del extinto candidato presidencial, hoy en día alcalde de Monterrey por Movimiento Ciudadano, pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador un indulto para el asesino de su padre.

“Apelando a la compasión del presidente, yo diría que mejor indulte a Mario Aburto, que lo indulte, que ponga un carpetazo final a este asunto, que permita que tanto mi familia como México sanemos, que iniciemos una camino hacia la reconciliación a través del perdón, pero sobre todo, a través del respeto a dejar esto en manos de otra justicia porque la justicia mexicana quedó a deber en su momento y hoy lo que queremos es vuelta a la página”, pidió Colosio Riojas.

Al respecto, el gobernador Alfonso Durazo Montaño, quien fue una de las personas más cercanas a Luis Donaldo Colosio y lo acompañó como secretario particular en los últimos cargos en el gobierno federal, incluso durante la candidatura presidencial —hasta el 23 de marzo del 1994—, expresó respeto por la familia, sin embargo, dijo que se debe cumplir la ley.

Declaración

Con todo el cariño que marca la pauta en términos familiares, emocionales y con un profundo respeto a lo que plantea Colosio Riojas, “desde el punto de vista emocional que habla de un ser humano que, no obstante la tragedia, no guarda rencor y eso me da gusto”, externó durante su conferencia de prensa semanal.

“Es un hombre con la entraña sana, no obstante que tendría todos los motivos para tener una entraña enferma, sin embargo, no es el caso y eso me da muchísimo gusto por la actitud sana y positiva con la que asume los acontecimientos después de 30 años de sucedido”, reparó.

No obstante, aseveró, la ley debe continuar su proceso, porque si el responsable del crimen no ha purgado debidamente su pena, significa ante la propia justicia que continuaría representando un riesgo para la sociedad si estuviese en libertad.