Un consejo para los corresponsales extranjeros recién llegados a La Habana es claro: “La forma es parte del fondo en Cuba”.

Sometida a una renovada e intensa presión política y económica de Estados Unidos, la revolución cubana se dispone a insertar un nuevo cambio de forma a su arquitectura política… de fondo.

El presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel, debe proponer a la Asamblea Nacional del Poder Popular (Congreso unicameral) el nombre de una persona que ocupará el cargo de Primer Ministro, reactivado en la estructura política del régimen comunista que se instaló hace casi 61 años a 90 millas al sur de su principal rival, el sistema capitalista de Estados Unidos.

“El enemigo sigue soñando con derrotar a Cuba”, advirtió el presidente de la Asamblea, Esteban Lazo, al abrir el viernes los trabajos legislativos, al “exaltar” lo que describió como “la voluntad de los cubanos por defender la patria”, reportó.

“No renunciaremos al internacionalismo, a la solidaridad y a la dignidad que nos caracteriza”, puntualizó Hernández.

Pese a la introducción de esta reforma, la realidad sigue siendo la misma: desde su trono de Primer Secretario del PCC, que es el único legal que existe en la isla.

En una sesión del pasado jueves del pleno del Comité Central, el general aseguró que “seguiremos avanzando, administrando bien los recursos que tenemos y haciendo del ahorro una batalla diaria, de una punta a la otra del país”.

“Ante las amenazas del enemigo, cada uno desde su barrio, desde su comunidad, debe estar listo para salir al combate y hacer suya aquella frase que dijimos cuando el fallecimiento del Comandante en Jefe de la Revolución cubana: ¡Yo soy Fidel!”, proclamó.

Reformas en 2019. Cuba aprobó el 24 de febrero anterior, con el voto de unos ocho millones de cubanos en referendo constitucional, una nueva Carta Magna.

El texto modificado evitó insertar reformas políticas como aceptar multipartidismo y pluralismo, prolongó el partido único y confirmó a la isla como Estado socialista irrevocable, lo que canceló la apertura económica. El Partido “es la fuerza dirigente superior” para construir el socialismo y avanzar a “la sociedad comunista”, ratificó.