El Instituto de Cultura Municipal de Culiacán restauró la enorme cabeza olmeca de 2.5 metros de altura y de devolvió su figura original, a la cual le había cambiado el diseño de su rostro al de una calavera, lo que desató una ola de críticas por distorsionar los símbolos históricos.
Las autoridades municipales que habían justificado el cambio del rostro de este monumento, construido con fibra de vidrio y cartón, hace más de una década y que hace poco más de un año fue reubicado en la explanada de la entrada del Parque Cívico Constitución, en el segundo cuadro de la ciudad, ordenó repintarlo en color gris brillante.
Esta cabeza olmeca que por muchos años permaneció instalada en el exterior del parque, en una antigua área comercial que desapareció, en forma sorpresiva apareció con el rostro de una calavera, como parte de los festejos del Día de Muertos.
Ante los cuestionamientos, entre ellos del delegado del Instituto Nacional de Antropología e Historia, Servando Rojas Quintero, en el sentido que dicha acción, constituyó una distorsión de los símbolos de la historia mexicana, las autoridades municipales, restauraron la pieza y de devolvieron su rostro natural.