Responsabilidad de México, mirar al Sur

El imaginario nacional de que “la frontera” ha sido tradicionalmente sinónimo de los límites de México con Estados Unidos, impide  atender los problemas que existen en Guatemala, afirmó Beatriz Zepeda, del Centro de Investigación en Ciencias de Información Geoespacial (CentroGeo).

La doctora en etnicidad y nacionalismo por la London School of Economics and Political Science comentó que la gran dimensión del vecino del Norte y la intensidad de la relación bilateral, “nos pasa factura como país, pues nos ha impedido comprender las múltiples dimensiones de nuestras relaciones con Guatemala”.

La frontera entre México y Guatemala se extiende a lo largo de 963 kilómetros; de éstos, 574 son terrestres y 389 están marcados por los ríos Suchiate y Usumacinta.

Chiapas, Tabasco y Campeche son los estados mexicanos que colindan con los departamentos guatemaltecos de San Marcos, Huehuetenango, Quiché y Petén y, en conjunto con estos, conforman la región fronteriza México-Guatemala.

Por su misma extensión, esta región tiene una gran diversidad geográfica y demográfica, por lo que también se registran procesos sociales que atraviesan la línea divisoria entre los dos países.

La especialista del CentroGeo, dijo que el río Suchiate que atraviesa esta zona, lejos de ser una frontera que separa, representa un medio de comunicación y transporte para personas y mercancías en su constante ir y venir transfronterizo, agregó.

De igual manera, el constante paso de habitantes de un lado y otro de la frontera por cruces irregulares para realizar sus actividades diarias, ha dado lugar a un corredor ahora muy socorrido por personas centroamericanas en tránsito hacia Estados Unidos.