Secuestro de migrantes, un negocio en México

Un grupo de 18 migrantes, entre ellos 11 niños, fue secuestrado en la central camionera de Reynosa, Tamaulipas, a plena luz del día, por presuntos miembros del crimen organizado.

Los hechos ocurrieron a finales de noviembre y varios días estuvieron en cautiverio en una casa de seguridad; sus familiares pagaron miles de dólares para ser liberados y permitirles continuar su camino a Estados Unidos, donde buscan protección y asilo.

“Éramos [en las casas] como 60 o 70 personas, mexicanos, guatemaltecos, cubanos y de muchas partes; a los que no pagaban [decían que] los mataban, y los que sí, nos soltaron. Pidieron más de 20 mil dólares por mí y mis seis niños”, cuenta Gloria, una guerrerense que prefirió cambiar su nombre porque aún se encuentra en Tamaulipas.

Ella, al igual que otros migrantes, decidió probar suerte en otra frontera, y desde Tijuana pidió su cita en el puerto fronterizo de Tamaulipas, en ese momento le confirmaron una fecha. Ella y sus hijos tenían que presentarse el 2 de diciembre en Matamoros. Fueron 18 los que lograron una cita en Matamoros y viajaron desde Tijuana hasta Reynosa. Todos fueron secuestrados bajo el mismo modo de operación, interceptados en la central camionera, trasladados a un hotel y después a una vivienda donde había muchas más familias, incluso niños y bebés, según testimonios documentados por EL UNIVERSAL.

Viajaron y llegaron a Reynosa el 29 de noviembre. Desde la terminal aérea se trasladaron a la central camionera donde compraron un boleto rumbo a Matamoros. Ahí, sentados en las bancas a casi una hora de que saliera el autobús, tres hombres vestidos de civil se acercaron a sus hijos, preguntaron quiénes eran sus papás y uno de sus hijos la señaló.

“Nos van a acompañar, por las buenas o por las malas, es por su seguridad”, recuerda Gloria que le dijo uno de ellos. Primero pensó que eran policías, pero ninguno tenía uniforme, pero cuando le insistieron y le alzaron la voz, entendió que se trataba de un secuestro. Miró a sus hijos y con todo su pesar, los tomó de la mano y se fue con aquellos extraños.

“Nos llevaron como a un hotel, ahí nos quitaron todo lo que teníamos, dinero, celulares, ropa y maletas; luego nos llevaron a una casa. Éramos muchísimos más”, dijo.

Ofelia, otra migrante también de Guerrero, fue secuestrada en la misma central camionera. A Ofelia le aceptaron el pago de siete mil 500 dólares para liberarla. Como al resto, la amenazaron de muerte si denunciaba.

Ofelia y Gloria fueron liberadas, pero después del 2 de diciembre. Ni el gobierno mexicano ni el estadounidense quisieron escuchar sus motivos para no llegar a la cita.

El pastor y director del albergue Ágape, en Tijuana, Robert Rivera, viajó hasta Reynosa para apoyar a las familias que durante meses vivieron en el albergue que administra.

Explicó que los 18 migrantes vivieron en su refugio y fueron secuestrados casi de manera simultánea, con apenas días de diferencia y horarios. Siete adultos y 11 niños, entre mexicanos y guatemaltecos. Ya todos fueron liberados, pero ninguno logró cruzar.